martes, 30 de diciembre de 2008

LA INSPIRACIÓN


Clásico: Se escribe con inteligencia; la literatura es patrimonio absoluto de la razón, que altera el mundo a su antojo: eso es la creación estética. Y el talento no existe, sólo el buen y el mal gusto.

Romántico: No, se escribe con talento; la literatura no es patrimonio de nadie y del misterio, que se desborda a sí mismo y, sin saberlo, crea: he ahí el hecho estético. Y la inteligencia es un estorbo.

Dialéctico: No. Y sí. Se escribe con palabras; la literatura no es un patrimonio, sino una contingencia del hombre ––heredero de otros hombres–– Ahí lo que queda: la huella en el camino. Y la inteligencia es la mediadora entre el hombre y la huella, lo que la penetra y se penetra de ella y el talento su trasunto y la reminiscencia de lo que no puede ser pensado o recordado. Ambas ficciones; ambas el hueco de la huella; ambas la forma del pie que no existe, que no existió nunca.

viernes, 26 de diciembre de 2008

PEYORATO Y EL VICIO


...."En el pasado he intentado dominar muchas veces mis vicios. Con el tiempo, descubrí que era más interesante que ellos me dominaran a mí." 
...."No me gustan las mujeres fáciles; sólo me resigno a ellas."
...."Existe un sólo método infalible para dejar de fumar. Es un proceso largo y doloroso que comienza con un cáncer de pulmón."
...."Todo acto placentero da lugar a un vicio; la virtud es la preeminencia del tedio."
...."El vicio es infinitamente más civilizado que la virtud. Para empezar, promueve el comercio."
...."Si bien se lo mira, el juego es una suerte de inversión de riesgo, sólo que con ciertas probabilidades de obtener algún rédito."
...."Si dejase de beber, las personas se volverían muy aburridas. En especial yo."
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Extraído de su libro: "¡Qué: mi plata no vuelve?!"
Échele un ojo a: Peyorato y el Humor

martes, 23 de diciembre de 2008

LA NAVIDAD RACIONALIZADA


LA FECHA:


El Nuevo Testamento no hace referencia alguna a la fecha de natividad o nacimiento de Jesús, pero sí determina la de su concepción hacia el 8 de diciembre. No existiendo ninguna referencia acerca de un período de gestación más prolongado que el habitual, lo lógico es suponer que el nacimiento de Jesús se produjo en la primera quincena del mes de septiembre y no a fines de diciembre. El 25 de diciembre no formaba parte de la tradición antigua del cristianismo, sino que fue determinada por el Papa Telesforo en el año 130, dando carácter oficial a una tradición que databa, tan sólo, del año 98. Originalmente, el 25 de diciembre era una fiesta pagana en homenaje al Sol Invicto. Como esta y otras fiestas paganas estaban muy arraigadas en el hombre antiguo, La Iglesia, en vez de suprimirlas, se fue apropiando de ellas, resignificándolas. A esto se debe que en la antigüedad se diera el apodo de Rey Sol a Jesús, quien ocupo el lugar de la divinidad pagana en estas celebraciones. Salvo que, para mí, la Navidad tiene muy poco que ver con Jesús.



EL ARBOLITO:


El árbol de Navidad no tiene nada que ver con la tradición cristiana antigua. Su uso comienza a partir del s XIX y en Europa. Es posible que muchos cristianos primitivos jamás hayan visto un pino. Pero quedan lindos con todas esas pelotitas.



PAPÁ NOEL:


La leyenda de Papá Noel está basada en la vida de San Nicolás de Bari, un obispo del s IV, que no nació en Bari (¡Donde aún hoy descansan sus restos!), sino en Licia (la actual Turquía). La tradición católica busca presentarlo como un hombre amable y gentil, pero se sabe que, en el Concilio de Letrán, le encajó tremenda piña a Arrio por insistir en su arrianismo. San Metodio afirma que había heredado una gran riqueza que donó a los pobres. Se sabe que no fue para tanto. No se vestía con el look de cosaco que le asignó siglos después la Coca-Cola Co. y se alejó muy poco del Mediterráneo: nunca vio nieve y mucho menos un reno. No me importa: creo en cualquiera que me traiga regalos (aunque sean medias)



¡FELIZ NAVIDAD, ATEOS, HEREJES,

ROMPECOCOS INTELECTUALOIDES,

RATONES DE BIBLIOTECA!



EL CENÁCULO IMPOSIBLE


Este es un post elitista. Debido a que un Cenáculo convocado a esta fecha no pudo realizarse, me permito ensayar un texto consolatorio. Estas, amigos míos, son balas a diestra y siniestra: cualquier semejanza con la realidad se da por mera casualidad.



Prima Alma Mater:

Mientras muchos se solazan actuando como si estuviesen de vuelta de todo, cuando, en realidad, nunca fueron a ninguna parte, Prima, que es una verdadera mujer de mundo, habla como si llegase a aprender algo de uno, como si el opaco destino del otro fuese extraordinario y no el suyo, del que apenas (pudorosamente) habla. Sabe del dolor y la muerte, pero en su conversación íntima sólo hay lugar para el dolor del otro. Esa valentía la condena a una mayor soledad y lo sabe: en eso consiste la valentía. Su trato con las musas no tiene nada que envidiarle a nadie, pero se siente más cómoda en el papel de mecenas que en el de artista, e, infinitamente, mucho más cómoda en el de anfitriona que en el de huésped. Nunca la escuché descalificar un acto ético o estético fruto de una bella intención. Cree que un mundo más justo es posible, pero, a diferencia de la mayoría de las personas que manifiestan este deseo, ella lo cree realmente. Hasta que la conocí, no sabía que el dandismo podía manifestarse, también, en una mujer.


Pilula Mica Panis*:

Wilde decía que la mujer es una esfinge sin secreto. Es posible que Pilula no tenga secreto alguno, pero, sin dudas, sabe esconderlo muy bien. Ese saber es extraño en una mujer tan joven; posiblemente sea intuitivo, lo que lo haría más poético, pero uno adivina en ella un modo de razonamiento estratégico que es incompatible con la llamada intuición femenina. Ella lo sabe y por eso le gusta definirse, no sin ironía, como una suerte de marimacha intelectual. Juega al ajedrez en su conversación y siempre prefiere usar las negras; nunca propone (nunca expone), actúa por reacción: contraataca serenamente. Responde al sarcasmo y a la crueldad con indiferencia, nunca con desdén o revancha. Admira la ironía, pero la ejerce sin una gota de sarcasmo, con inteligente picardía. Es imposible, al menos para mí, saber cuando está triste y cuando no. Intenta ser poética en cada acto, pero a la previsible torpeza masculina, estos gestos la vuelven sugestiva o distante. Dicen que toca el violín: no se ha encontrado un sólo testigo.


Amor Vitae Essentia:

Es increíblemente tímida y, como muchos de los tímidos, esconde un universo incontenible en ella. No percibir eso es imposible. Está desbordada de pasión y de amor. Para saberlo, alcanza con verla después de un tiempo para ser recibido como Mambrú de vuelta de la guerra. Oírla hablar de música es otro camino a esa revelación. Uno podría hablar por horas con ella (lo he hecho) sin notar el menor desmedro en su entusiasmo. Escucha atentamente y recuerda cada opinión, cada pequeña confesión del otro. La mayoría de las mujeres se siente obligada a mostrar fastidio en cuanto el humor masculino busca incomodarlas. Ella nunca provee esa ridícula satisfacción al hombre; con naturalidad, con inteligencia, sabe decir lo justo para que uno se sienta un tonto y decida usar su inteligencia de modo más elegante. Es capaz de percibir el dolor en el otro a simple vista e incapaz de permanecer indiferente. Por eso ansía romper la coraza de nuestra intimidad. Para ello se vale de armas muy nobles e infalibles. Espera con paciencia a un Príncipe Azul que se resiste a venir, quizás porque se sabe indigno de antemano.


Clavum Clavo Expellere**:

Comienzo con una vergonzosa confesión personal: fui un pésimo alumno en todo nivel educativo. Por eso la formación académica de Clavum me resulta admirable (si participase del culto a la sinceridad, escribiría “envidiable”). La confesión no es gratuita: por alguna razón, me es imposible hablar de él sin hacer un paralelo. Tenemos algunas sorprendentes similitudes, físicas, de carácter y anecdóticas, pero, a la vez, somos muy diferentes. Él es un hombre del s XXI y yo uno del s XIX; nuestras preferencias estéticas difieren mucho y la diferencia de edad se vuelve muy notoria al ver que resulta mucho más tolerante que yo en el reconocimiento y la aceptación de esas diferencias. A pesar de su apariencia escandinava, es un típico espécimen de tano leche-hervida. Sus enojos son viscerales, de vendetta y de un profundo rencor de muerte y duran unos cinco minutos. El resto del tiempo es un hombre cordial de excelente humor. Como todo hombre de letras, se sabe lejos de ser un hombre de acción. Sin embargo, no conozco una persona que lleve a cabo tantos proyectos. Ojalá el pseudónimo elegido sea profético: obtiene con facilidad la buena predisposición femenina, pero sospecho que es enamoradizo; con un poco de disciplina, devendría en un excelente Casanova.


W Alter Ego:

Fuera de su amor por su familia (que, dolorosamente, no es unánime) y del afecto por un grupo reducido de amigos, demuestra un desdén imperturbable por todo gesto no racional. Ese aspecto de su conducta es, a veces, sólo a veces, fingido (sic). Unamuno, desde un enfado profundamente vitalista, escribió que la inteligencia era algo antinatural, una enfermedad congénita. En el caso de W Alter, esta afirmación no suena a hipérbole, es precisa y exacta. Sabe y sabe muchísimo, pero prefiere pensar a citar. Ante una nueva idea, propia o ajena, siente el mismo tipo de felicidad que un poeta al escribir un buen verso. Así mismo, es un cruel iconoclasta; puede calificar de estúpida o de falsa una idea que hasta hace un minuto le resultaba infalible. Está desprovisto de todo prejuicio intelectual y desprecia y denuncia todo amaneramiento, todo fingimiento y todo gesto políticamente correcto en materia filosófica, religiosa y política. Su valoración de la inteligencia es netamente cartesiano: admira y ejerce la capacidad de cuestionarlo todo y desprecia lo que Jauretche denominó “pereza intelectual”. Su humor es amoral y es sólo tolerable para unos pocos. Un acto de violencia, de imbecilidad o de irracionalidad, pueden espantarlo de modo inverosímil.

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*Bolita de miga de pan
**Un clavo saca a otro clavo

viernes, 21 de noviembre de 2008

OBSESIONES



....Nuestras obsesiones hablan de quiénes somos. Pero, no: puede decirse mejor: al hablar de nuestras obsesiones, es de nosotros de quienes hablamos, incluso, sin saberlo. A través de ellas nos conocemos y nos mostramos ante los demás del modo más sincero, porque aquello que nos apasiona nos desnuda también.
....Pero el peligro de las obsesiones es que también nos atrapan en nosotros mismos, nos aíslan del mundo y de nuestros afectos. En los límites de nuestro propio mundo nada es capaz de sorprendernos y, mucho menos, de modificarnos.
....Sólo unas pocas personas pueden arrancarnos de ese mutismo. Sólo unas pocas personas son capaces de conmover ese mundo a través de sus propias obsesiones, de su propia pasión.
....Al final del juego, ya viejo, no imagino que nadie sea capaz de recordar con nostalgia más que dos o tres conversaciones, dos o tres anécdotas, y el recuerdo de alguna de esas aventuras amorosas de las que no conviene hablar mucho ni este ni en ningún otro ámbito.
....Esta escena de la película “Entre copas” (Sideway, 2004), a cargo de Virgina Madsen y Paul Giamatti habla de esas dos cosas que, en el fondo, son una misma cosa: la soledad inherente a cada hombre y el increíble acto de amor de los que intentan atravesar ese muro, al parecer, infranqueable. 
..

lunes, 3 de noviembre de 2008

CANON


(Al fin de cuentas soy eso que se ha dado en llamar un decadentista o esteticista. Mi biblia, todo lo que siento o pienso acerca del arte, puede ser sintetizado en una sola carilla, que fue escrita ya por mi amigo en y fuera del tiempo, Oscar Wilde)


....El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte.
....El crítico es el que puede traducir de un modo distinto o con un nuevo procedimiento su impresión ante las cosas bellas.
....La más elevada, así como la más baja de las formas de crítica, son una manera de autobiografía. Los que encuentran feas intenciones en cosas bellas están corrompidos sin ser encantadores. Eso es un defecto.
....Los que encuentran bellas intenciones en cosas bellas son cultos. A esos les queda la esperanza.
....Existen los elegidos para los que las cosas bellas significan sólo belleza.
....Un libro no es, en modo alguno, moral o inmoral. Los libros están bien o mal escritos. Eso es todo.
....La aversión del siglo XIX por el Realismo es la rabia de Calibán* viendo su cara en el espejo.
....La aversión del siglo XX por el Romanticismo es la rabia de Calibán no viendo su cara en el espejo.
....La vida moral del hombre forma parte del tema para el artista; pero la moralidad del arte consiste en el uso perfecto de un medio imperfecto. Ningún artista desea probar nada. Hasta las cosas ciertas pueden ser probadas.
....Ningún artista es nunca morboso. El artista puede expresarlo todo.
....Pensamiento y lenguaje son, para el artista, instrumentos de un arte.
....Vicio y virtud son, para el artista, materiales de un arte.
....Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el del músico. Desde el punto de vista del sentimiento, la profesión del actor.
....Todo arte es, a la vez, superficie y símbolo.
....Los que buscan bajo la superficie lo hacen a su propio riesgo.
....Los que intentan descifrar el símbolo lo hacen, también, a su propio riesgo.
....Es al espectador, no a la vida, a quien refleja realmente el arte.
....La diversidad de opiniones sobre una obra de arte indica que la obra es nueva, compleja y vital. Cuando los críticos difieren, al artista está de acuerdo con sí mismo.
....Podemos perdonar a un hombre haber hecho algo útil en tanto no lo admire. La única disculpa por haber hecho algo inútil es admirarlo intensamente.
....Todo arte es completamente inútil.**

(Sinceramente creo que ya no hay nada más que decir, me despido.)

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.....*Calibán es el hombre más feo del mundo, si bien es de los pocos que puede decir que ha sido un personaje del amigo Shakespeare.
.....**Prefacio a la novela "El retrato de Dorian Gray", (1.890)

viernes, 31 de octubre de 2008

QUINTA PATA A LA ORALIDAD RIOPLATENSE


Se me ocurrió una idea. ¿Por qué no aprendemos a escribir entre todos? No de la manera estúpida en que se hace en los talleres literarios, sino en serio.
.
Cómo lograr diálogos verosímiles es una gran preocupación para todos los escritores después de que al atorrante de Juan Rulfo se le ocurriera empezar a tomárselo en serio. ¿Por qué no empezar nuestra colabaroación (y debate) por ese lado?

¡Pero cuidado! Entiéndase que no es un ejercicio estadístico: la oralidad es, también, un artificio discursivo, quizás el más artificial de todos. También hay que tomar en cuenta que una cosa es el lenguaje del personaje y otra el del narrador omnisciente, pero no conviene que esos dos discursos sean muy contrastantes, aunque eso es ya una elección estética.

Ahí van algunas ideas. Acepto (exijo) críticas y aportes.


Aun y aún:

Creo que conviene no usarlos mucho. Al “aún” nunca, salvo que el personaje sea culto y un poco afectado. No creo que se use más que para dar gravedad al discurso, por ej: -¿Salió bien del quirófano? -Aún no sabemos nada” Es más verosímil el “todavía”. El “aun” trae más problemas. Según el contexto, creo que hay que tratar de remplazarlo por “incluso”, “hasta” y “aunque”. Ej: “Hasta los domingos trabajan”, siempre es mejor que: “Trabajan aun los domingos…” Al escribir lo usamos demasiado porque resuelve cuestiones de ritmo, pero no hay que caer en la tentación.


Adverbios de lugar:

Sin dudas es mejor usar “acá” y “allá” que “aquí” y “allí” cuando habla un personaje. Pero cuando habla el narrador el uso puede parecer violento y nos va a forzar a ser muy coloquiales. Para encontrar un equilibrio, yo suelo usar “ahí” por “allí”. El “allá” no suele traerle problemas al narrador, porque el que narra en tercera persona habla siempre de un “allá” y de un “él”. En mi caso, cuando veo que necesito usar “acá” fuera de los diálogos, me doy cuenta de que metí la pata.


Nunca y jamás:

Creo que es obvio que usamos más el “nunca” que el “jamás” que es, a mi gusto excesivamente literario. Prueba de su mayor uso es que se gastó más, al punto de perder fuerza. Por eso a veces, lo reafirmamos con el “jamás”. Ej: “No le dije nunca… Pero jamás, eh”.

Che (como medida de todas las cosas):

En “Diarios de motocicleta” (¡Qué bien que labura ahí de la Serna, che!) al Che y al amigo, dos chilenas le sacan la ficha de que son argentinos por el uso del “che”. La primera vez que vi la película me dije: “¡Che, estos giles no dijeron “che” hasta ahora, que desastre el guión”. Al verla por segunda vez noté azorado que se usaba este vocativo criollísimo unas 2.000 veces antes de esa escena. Moraleja: úsenlo siempre, siempre, siempre… Lo usamos mucho más de lo que creemos: ni nos damos cuenta de que lo usamos… En serio, che.


Este… este… ¡Pero, che!:

Los españoles tienen su “caray”, los mexicanos, su “órale”, nosotros tenemos nuestra propia expresión de sorpresa: “¡Pero!” Nos podrán preguntar una y mil veces “¿Pero qué?” A lo que: “¡Pero mirá vos!” será* siempre nuestra respuesta. Del mismo modo Les Luthiers tuvo que cambiar su dubitación criolla, criollísima, por un frío y desnaturalizado “EmmEmm…” Ante la insistencia del público español: Este… Este ¿Este qué? (¡Qué sabrán estos gallegos!)


Verbos en indicativo:

Futuro simple: No se usa casi nunca. Se remplaza por el presente: Ej: nunca se dice “Te veré mañana”, sino “Te veo mañana”. En otros casos, se remplaza con una frase verbal (verbo ir más el infinitivo). Ej: en vez de: “Te juro que ganaré”, se dice: “Te juro que voy a ganar” Creo que el único caso en que el futuro simple es usado es cuando se quiere acentuar que una acción será (va a ser) inevitable, resultado de una fuerza mayor: “Y bueno… Si no me alcanza la plata, devolveré lo que compré” Pero ese acento es posible, justamente, por lo extraño que resulta su uso. Solamente suena coloquial si se lo usa para modificar una frase verbal: “Tendré que devolverlo”, decimos, o cualquier cosa, antes que: "Lo devolveré", que suena a doblaje mexicano.

Futuro anterior: habré partido, habrás partido, etc. Las personas de más de treinta lo usamos mucho más de lo que creemos. “Le habré dicho mil veces y no me hizo caso nunca” Creo que los más jóvenes lo remplazan por el presente: “Le dije mil veces…”, pero no estoy muy seguro.

Pretérito anterior (¿Se llamaba así, che?): he sido, has sido. En la ciudad se usa cada vez menos y es menos frecuente entre más joven es el hablante. Es más común el uso del perfecto simple: "Fui" y sanseacabó!

Verbos en subjuntivo:

Futuro: fuera o fuese, fueras o fueses. Tristemente se está perdiendo su uso. Es muy infrecuente entre los jóvenes y entre las personas de escasa formación. Suele decirse: “Si yo sería presidente haría tal cosa” y no “Si yo fuera presidente…”

Che… ¡Qué largo se hizo esto! ¡Y me quedé con ganas de seguir!

Chau**

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*Vale acá lo dicho más abajo sobre el uso del futuro.
**Por el amor de Dios; nunca hagan decir a un personaje "adiós": eso es cosa e' gringo:)

sábado, 4 de octubre de 2008

TRIGLIFOS Y METOPAS O DE LA SUTIL RELACIÓN ENTRE EL LOGOS Y LA PRÁXIS


“¿Me sobra un ojal
o me falta un botón?”*


APLICACIÓN 1:


Cierto día un profesor quiso sacarse a los pibes de encima por una rato y les encargó sumar los primeros cien términos de la siguiente progresión: 81297, 81495, 81693 y así hasta el 100899, en la que cada término se obtiene sumando 198 al anterior. Pero hete aquí que, pocos segundos después, un mocoso de nueve años llamado Carl Gauss, le entregó el resultado. El profesor, sorprendido (y secretamente colérico, sin dudas) le compró el mejor libro de aritmética que pudo encontrar y le dijo: “No puedo enseñarle nada más.”

EXÉGESIS: La mejor forma de explicarlo es adoptar una suma más simple. Supongamos que nos piden sumar los números pares del 2 al 20. El niño Gauss nos diría que la forma más sencilla es partir de la idea de que a cada número de esa progresión va a corresponder otro cuya suma va a ser igual a 22. Así: 2 + 20, 4 + 18, etc. Como la progresión está formada por 10 números, va a haber entonces 5 pares de números que sumen 22, por lo tanto: 22 x 5 = 110.


APLICACIÓN 2 :


Hacia el año 452, surgió una guerra civil (o disputa familiar si se quiere) entre el rey visigodo Turismundo y su hermano Teodorico. Luego de algunas escaramuzas sangrientas, Teodorico se mostró dispuesto a reconocer la corona de su hermano y le propuso un banquete de reconciliación. Turismundo aceptó la oferta complacido. Se realizó, entonces, un banquete fastuoso en el que, como muestra de camaradería, los miembros de la embajada de Teodorico se sentaron a sus mesas intercalados entre sus anfitriones. El vino profuso y los deliciosos manjares no faltaron hasta que, tras una leve señal, cada uno los huéspedes desenvainó una espada oculta y asesinó al hombre sentado a su derecha, transformando a Teodorico, ahora Teodorico II, en rey de los visigodos.

EXÉGESIS: A cada número impar sucede uno par; a cada metopa, un triglifo; a cada hombre leal, un traidor, etc.

HIPÓTESIS FINAL:


La cuantía de nuestro fin suele ser inversamente proporcional a la complejidad con la que es puesta en ejecución una idea. Lo que distingue al hombre práctico, es la relación ventajosa de esta proporcionalidad. Al hombre impráctico, se lo reconoce por sus buenas notas escolares y el respeto que recibe de sus congéneres. "Feliz aquel que no comprende, mas resuelve" (Job 1:13, AT)

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*Pipo Chipolatti, letra alternativa de "Check to check" de Irving Berlin.

jueves, 2 de octubre de 2008

DOCE MENTIRAS

"Menira, mentira,
yo quise decirle..."*

“Chequeesperas” es un calambour de Shakespeare pronunciado a la que te criaste.

Por una extraña superstición onomástica, de chico pensaba que mi destino era ser pianista: Federico (Chopin). Liste (Liszt).

Mis ancestros son austríacos; mi familia lo esconde porque tuvieron una vergonzosa participación durante La Segunda Guerra Mundial.

Esta lista es un ejercicio puramente literario.

De chico sufrí una enfermedad mental que me postró durante dos años en una cama, donde nada más podía leer. Lo espantoso es que no podía comunicar qué libros deseaba: eran elegidos arbitrariamente y puestos sobre un atril con cierto desdén.

Soy homosexual, pero nunca tuve el valor de asumirlo.

Me pusieron Federico por Lorca. Mi segundo nombre es Rafael, por Alberti. Mi nombre religioso, el que tengo para la colectividad, es David Ishmael, pero no soy circunciso.

De muy chico fui testigo de un homicidio violento. Nunca pude contarlo.

Padezco una extraña perversión sexual… O, mejor dicho, son los otros los que la padecen.

Nací en un barco de bandera congoleña el preciso día en que El Congo se independizó de la Corona Británica, por lo que no tengo nacionalidad: soy un paria jurídico.

No todos estos ítems son falsos.

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*"Volvió una noche" (Gardel y Le Pera)

domingo, 28 de septiembre de 2008

TRADUTTORE, TRADITORE


Si bien es cierto que muchos ejercicios de traducción están condenados a la frustración y al fracaso, también lo es que existe una suerte de superstición perniciosa en torno a la idea de la imposibilidad de traducir algunos textos o, incluso, ciertas palabras. Escuché varias veces, por ejemplo, decir que es imposible traducir la palabra portuguesa ‘saudade’*, palabra intraducible, si las hay, y que significa ‘nostalgia’.

Dolina distingue en “Crónicas del Ángel Gris”, tres niveles de la falsificación: descendente, paralelo y ascendente, según la pieza falsificada resulte inferior, igual o superior en calidad a la original. Creo que el mismo criterio podría aplicarse a las traducciones. Sin embargo, la superstición a la que hice referencia, parece suponer que ninguna traducción puede ser superior al original. El intento de este post es hacer un breve catálogo de posibles traducciones, algunas de ellas, ascendentes.

Oscar Wilde, en un gesto muy propio de su imaginación e ironía, tituló “La importancia de ser Ernesto” a una de sus obras más conocidas. En inglés "The Importance of Being Earnest", produce un calambour curioso, porque vale tanto por “La importancia de ser Ernesto” como por “La importancia de ser serio.” Alfonso Reyes, para que no se perdiera este juego, proponía cambiar el nombre del protagonista y escribir el título de la obra en letras mayúsculas. Resultado final: “LA IMPORTANCIA DE SER SEVERO”

Mucha fue la sorpresa de Nerval al recibir el siguiente elogio de Goethe por su traducción al francés de “Fausto”: “Nunca me he comprendido mejor que leyéndolo a usted.” “La esfinge germana”, escribiría después Gauthier, “había sido descifrada por el Edipo francés.”

Algo parecido pasó con la traducción de Baudelaire de “Vatek”,que obtuvo una enorme fama en toda Europa. Muchos lectores que dominaban el inglés, se lanzaron frenéticos a la lectura del texto original, creyendo que Baudelaire, a través de su traducción, les había revelado un gran escritor, como ya había pasado con Edgar Poe. Grande fue la desilusión al ver que la prosa de William Beckford era pésima y que el escritor tenía, incluso, serios problemas para dominar la lengua inglesa, que no era, dicho sea de paso, su lengua materna.

Suele decirse que los traductores son como los amantes; si son buenos, no son fieles; si son fieles, no son buenos. Quería cerrar, entonces, con una anécdota, una humorada final. Gozó de gran fama una ardua traducción en verso de la "Comedia" de Dante por parte de Bartolomé Mitre. Esta traducción, sin embargo, no parecía ser del agrado del periodista Marcos Zapata, que escribió el siguiente grafitti frente a la casa del otrora prócer:

EN ESTA CASA PARDUZCA
VIVE EL TRADUCTOR DEL DANTE;
APÚRATE CAMINANTE,
NO SEA QUE TE TRADUZCA
___________
*Tengo en mis manos una antología de Pessoa en la que se deja la palabra saudade en portugués por ser "intraducible."

domingo, 21 de septiembre de 2008

VALHALLA

Valhalla o Walhala: Del antiguo escandinavo Valhöll “casa de los muertos”. En la mitología de los vikings, palacio del dios supremo Odín, en la ciudad sagrada de Asgard reservado al alma de los elegidos. Tiene quinientas cuarenta puertas y sus muros están hechos de lanzas y techado con escudos. Sólo son llevados a él por las valquirias los muertos en batalla. Allí, son despertados cada día por el gallo Gullinkambi para celebrar terribles batallas en las praderas de Asgard como forma de entrenamiento para Ragnarök. Por la noche, recuperados de sus heridas (o resurrectos, si es que han muerto en combate), vuelven al palacio Valhalla donde gozan de grandes banquetes de jabalí y beben el hidromiel junto al propio Odín.

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Reconocí a Sven, mi amigo, entre los otros guerreros por su bruñida espada. Sus ojos eran del color del mar y de la casa de los pájaros. Nuestras miradas se cruzaron y reímos ciegos de júbilo. Me lancé sobre él y hundí mi hacha en su cabeza; brotó su sangre como un vómito y lo oí bromear alegremente en su estertor y morir.

Esta vez vencí yo; beberé en su cráneo y por la noche nos reiremos juntos de su suerte. Mañana se abrirán otra vez los muros del Valhalla y Sven buscará su revancha, cuando anuncie el gallo la hora de la danza de las espadas.

domingo, 14 de septiembre de 2008

LA VOLUNTAD EN EL SEXO

A veces, nos encontramos con textos que sintetizan de un modo violento, casi brutal, conceptos e ideas que nos obsesionan. Este fragmento de Cela relaciona dos de mis obsesiones más hondas: la Voluntad schopenhauariana y el sexo. Woody Allen decretó cierta vez: "Existen sólo dos cosas importantes en la vida; una es el sexo y la otra... bueno, en este preciso momento no lo recuerdo"

en un pergamino de una vara de alto el bufón mojando su pluma de pavo real en purpurina escribió el dodecálogo de la ley de venus que se fue inventando poco a poco en sus ratos libres
i) la procreación no es un instinto
ii) la procreación es la consecuencia
.....ii a) ni siquiera obligada
.....ii b) casi siempre temida
.....ii c) con frecuencia evitada
iii) la procreación puede ser un anhelo
.....iii a) de tipo intelectual
.....iii b) no intuitivo
iv) la cópula se realiza no pensando en el posible hijo por venir sino en
.....iv a) la complacencia del amante
.....iv b) la complacencia de la libido
ya que
v) innúmeros gestos sexuales no son fecundos
vi) la cópula se perfecciona en sí misma no en ningún otro fin ulterior y distinto
vii) en la sola idea contraria duerme el huevo de los métodos que evitan el fruto
.....vii a) tangible
.....vii b) no espiritual huidizo amoroso
viii) el hijo puede desearse pero su presencia
.....viii a) acontece al margen del instinto sexual
e incluso
.....viii b) puede llegar a ser su precio
ix) la naturaleza en su sabiduría
.....ix a) brinda el hijo como premio que se otorga a ella misma
.....ix b) encela al macho y a la hembra con el señuelo del deleite sexual
x) el instinto sexual
.....x a) no cesa con la noticia del embarazo
.....x b) salta todas las barreras
.....x c) vive y muere con el individuo y en él
xi) el amor es un sentimiento bravo
xii) el cariño es un sentimiento manso y bonancible*
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*Extraído de "Oficio de tinieblas 5" (mónada 803) de Camilo José Cela.

viernes, 12 de septiembre de 2008

INTERROGATORIO


De todo interrogatorio es posible obtener la verdad del reo, siempre y cuando sepamos de antemano qué verdad deseamos obtener. Cierta tarde, el compositor Héctor Berlioz fue arrestado en Niza por sospechas de conspiración. Su suspicaz captor, cuyo insigne nombre no salvó la celosa historia, lo interrogó de este modo:

–¿Es usted pintor?
–No, señor;soy músico.
–Sin embargo, se lo ve por ahí con un libro de bocetos ¿Está haciendo planes?
–Sí, para una obertura de "El Rey Lear". De hecho, ya terminé la instrumentación...
–¿Quién es ese Rey Lear?
–Ay de mí, un pobre y viejo rey inglés.
–¡Inglés!... ¿Y esa palabra: "instrumentación"?
–Un término musical.
–Otra vez la misma excusa. Bien, señor, sé perfectamente que nadie compone sin piano, vagueando por la playa con un cuaderno. Dígame dónde desea ir y se le extenderá un pasaporte: usted ya no puede permanecer en Niza.
–Muy bien, volveré a Roma y, con su permiso, seguiré componiendo sin piano.

lunes, 8 de septiembre de 2008

EN TORNO A DOS CITAS


Vueltas y vueltas da en mi cabeza, en esta tarde un poco tediosa y mustia, esa cita un tanto cruel de André Gide: “Con buenos sentimientos se escribe pésima literatura.” ¿Suena cierta sólo porque es irónica, sólo porque es cruel? Realmente no lo creo. Un poco harto de los artistas políticamente correctos de técnica mediocre, de improvisados estéticos “profundamente humanos”, me pregunto ¿por qué razón confundimos con tanta facilidad la emoción estética con la sentimental o moral? Es decir: ¿Por qué creemos que la sinceridad y la honestidad son valores estéticos? ¿Por qué nos resulta tan difícil diferenciar una cosa de otra? A nadie se le ocurriría pensar que la obra de Heráclito tiene un mayor grado de verdad por estar escrita en verso. ¿Por qué, en cambio, pensamos que un poema es mejor, en tanto objeto estético, porque exprese mejor una supuesta Verdad Moral?

Tiendo a creer, incluso, que la emoción paraliza al creador. Los peores versos se escriben bajo el influjo de grandes pasiones. Que estas pasiones sean indispensables para la creación posterior, es algo que no me atrevo a negar, pero se escribe mucho mejor una vez superadas. Pienso ahora, también, en el apasionado Verlaine y en dos de sus más famosos versos:

A nos qui ciselons les mots comme des coupes
Et qui faisons de vers émus très froidment*

Fríamente conmovidos… Con un pie en la experiencia del dolor y otro en la genialidad estética, en el dominio de su (de nuestro) arte: así se escribe. Lo que hace al poeta no es la experiencia del dolor, ni su candidez humana, ni su sinceridad, sino de qué modo se vale de ellas, cómo las vuelve material de su creación, a través de su dominio sobre el material de su creación (el lenguaje) y sobre los mecanismos creativos propios de su género.

Y, al fin de cuentas, un hombre verdaderamente apasionado (y todo artista debería ser de este tipo de hombres) no va al velorio de su madre a escribir versos, sino a llorar; como Dios manda o, mejor dicho; como la ausencia de Dios manda. Después, si encuentra la manera digna de honrar ese dolor (y sólo si la encuentra), lo hace. Entonces, sólo entonces, ese dolor puede acceder a la categoría de lo artístico.
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*A nosotros, que cincelamos las palabras como copas/ Y hacemos los versos muy fríamente emocionados

miércoles, 3 de septiembre de 2008

ANTICIPACIONES



Nunca entendí la excesiva admiración que produce el género de ciencia ficción en las personas. Entiendo que nos asombre la llamada literatura de anticipación, pero ciertas anticipaciones pecan de obviedad. Afirmar, por ejemplo, que Julio Verne concibió los viajes estelares me parece, por lo menos, exagerado: el querido Cyrano, Kepler, Da Vinci, Francis Bacon… los mismos griegos y babilonios soñaron con estos viajes mucho antes; el hombre los soñó en cuanto tuvo tiempo de mirar el cielo, porque la luna, si bien se piensa, nunca se ve mucho más lejana que la montaña de la cual asoma y, quizás, no lo sea*. La luna, para el hombre antiguo, tenía el tamaño de una moneda; una moneda imposible, sin reverso**. Todos los hombres supieron que un día habría un Yuri Gagarin y un Neil Armstrong. Los automóviles, los robots, las máquinas de pensar y las prótesis mamarias, siempre estuvieron en el terreno de la imaginación del hombre.

No niego la posibilidad de la anticipación, pero creo que (al igual que la innovación) tanto es nuestro deseo de encontrarla que, cuando realmente aparece, resulta muy difícil distinguirla. Arriesgo un ejemplo: no, mejor otro día… Me da fiaca.

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*El chauvinismo, del que suelo pecar, y mi cariño y admiración por Bioy, no me van a dejar en paz hasta que recuerde que “La invención de Morel” y “Plan de evasión”, no hacen sino anticipar lo que hoy conocemos como realidad virtual.
**A veces creo que si la luna no hubiese existido, la matemática euclidiana no hubiera existido tampoco, ni el idealismo, tan nefasto a ojos del señor Doti. ¿A qué concebir un universo bidimensional o ideal, tan ajeno a la experiencia cotidiana, si no fuera por la luna, símbolo de lo ideal y de lo inasible? Léase “El disco” de Borges, en su libro “El libro de arena” (1.975)

lunes, 1 de septiembre de 2008

EL VIEJAZO

Envejecemos día a día, pero no tomamos conciencia de ese envejecimiento diariamente. Esa conciencia o revelación sucede cada cuatro o cinco años. Uno despierta y se dice, por ejemplo: “hoy pasaron quince años desde…” También descubre, asombrado, que tiene patas de gallo, que la piel de la frente y las manos parece más correosa de lo que uno recordaba, que muchas de las mujeres que le atraen en la calle empiezan a quedarle demasiado jóvenes*… Esos crueles periodos de reacomodación, suelen ser llamados comúnmente el “viejazo”

Nos agarra el viejazo y cambiamos la forma de vestirnos, de desvestirnos, de hablar, de caminar, hacemos rutinas de ejercicios físicos y dietas sumamente estrictas (por uno o dos días)**, etcétera.

Pero, por lejos, lo único bueno, lo mejor del viejazo, es el increíble caudal humorístico que provee en nuestra contra. El siguiente decálogo es sólo una muestra de ese inagotable caudal y reúne datos históricos que, con el correr de los años, se volverá vergonzoso revelar:

1. Cuando yo era pibe no existían Los Simpson.
2. Fui sorteado para el servicio militar.
3. Cuando nací, en la Argentina no existía la televisión a color.
4. A algunos de mis amigos los conozco hace 20 años.
5. Yo vi jugar a Bochini en vivo y en directo… (Y a Batistuta en River, cuando la gente decía: “¿Cómo puede ser que este tipo juegue en primera; no le hace un gol a nadie?”)
6. Cuando yo era chico era muy raro que la gente tuviera teléfono en su casa. Y por cierto, las únicas computadoras del mundo eran Deep Blue y la Comodor 64.
7. Yo compraba en la escuela un alfajor con esos billetes con la cara de San Martín viejo, en Boulogne Sur Mer, que ahora venden en la feria de pulgas de Plaza Rocha.
8. Cuando un amigo me mostró el primer CD que vi en mi vida y me dijo que lo hacía sonar un rayo láser me reí, hasta que me di cuenta de que hablaba en serio.
9. Yo me subí a los colectivos fileteados que salen en las películas de Santiago Bal y compré de esos boletos de colores (que parece que tienen camisetas de rugby puestas) Y el colectivero me daba el cambio con moneditas.
10. Yo sé quién es Santiago Bal.
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*Eso es otra de las muestras de la hipocresía social: hace más de veinte años que me gustan las de veinte. ¿Por qué, de repente, está mal? Lo que debería ser tomado como un gesto de absoluta coherencia por mi parte, es transformado en un vicio por estos defensores… ¿De qué, por cierto? ¡Ni saben que es lo que defienden!
** Eso, en mi caso, ya es cosa del pasado. Ya no me impongo metas imposibles a no ser que vaya a cumplirlas.

viernes, 29 de agosto de 2008

DULCE ES EL FRUTO DE LA ADVERSIDAD


“Del dolor se aprende”, afirma el refrán popular*. Es triste confirmar, otra vez, que las fórmulas de la resignación tienen siempre un sabor agridulce. Cada nuevo dolor nos hace esperar menos, de modo que uno puede aprender a desear menos y evitar un dolor innecesario. Es cuestión de economía, de sensatez. Pero ¿ser mediocres en el deseo, lo único que realmente depende de nosotros, es, entonces, la lección a aprender? Se nos podrá decir, también, que con cada nuevo golpe nos volvemos más insensibles al dolor. Eso suena un poco más prometedor, si no fuera porque dolor y placer son las dos caras de una misma moneda. Volvernos insensibles a uno, tiene por precio ser insensibles al otro. Y, quiéranlo o no, esta filosofía de la fortaleza espiritual, tiene siempre algo de despecho, de rencor. No dudo que el dolor tenga mucho que enseñar, pero dudo que sea algo que queramos aprender o aceptar. Al menos, dudo que sea algo que yo quiera aprender o aceptar.

Creo que es preferible, pese a todo, mantener la esperanza. Se trata de una esperanza (como toda esperanza) ingenua e infundada; la esperanza de que no importa cuántas veces nos toque vivir el dolor, mientras nos esté deparado el placer en algún momento. Y no tiene sentido sopesar los pro y los contra, porque entre más veces hayamos sufrido, más valor tendrá el goce, más inmenso, más inconmensurable se verá a nuestros ojos, por obra y gracia de la bendita relatividad mal entendida. Y porque, como decía el maese Shakespeare:

“Dulce es el fruto de la adversidad”**

ERGO: Sólo es posible aprender del dolor, si le tememos. Los valientes, que desdeñan el temor, desdeñan, también, las enseñanzas del dolor. Y esperan… esperan impacientes, un nuevo desafío.

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*“Al que madruga, Dios lo ayuda”/ “No por mucho madrugar se amanece más temprano” ¿Cómo puede creer alguien que va a encontrar sabiduría en los refranes?
**Curiosamente, el personaje que dice esto en “As you like it”, se llama Federico.

domingo, 24 de agosto de 2008

INNOVACIONES OCULTAS



Ansiamos la renovación, la innovación, pero la perseguimos de un modo equivocado. Los grandes cambios, los más profundos cambios en la sensibilidad estética de los hombres, se dan de un modo tímido, casi secreto y suelen ser paulatinos. A tal punto es así que, muchas veces, somos incapaces de reconocerlos o, incluso, de juzgarlos como tales una vez nos son expuestos. Alguna vez, más con ánimos de escandalizar que de debatir, de sorprender, más que de convencer y, acaso, de ejercer la sofística más que de pensar, afirmé taxativamente que la innovación era el más pobre de los recursos creativos. Si bien no pienso realmente así, creo que la afirmación sirve como tirón de oreja a muchos innovadores de oficio, que harían bien en aprender las escalas antes de pretender salirse de ellas. Es muy fácil rebelarse en contra de normas a las que nunca nos vimos sometidos; burlar cánones a los que nunca supimos responder. En especial, cuando el canon de nuestro tiempo consiste, precisamente, en rebelarse.*

Nuestro tiempo ha visto enormes innovaciones formales y temáticas en la poesía; el mundo de las posibilidades creativas se volvió mucho más amplio desde Whitman y el simbolismo francés, pero yo sigo creyendo que el más sorprendente cambio en (hacia) nuestra sensibilidad no fue logrado por ningún escritor, sino por algunos lectores, y consiste en el paso de la declamación al tono íntimo. Homero escribía para ser declamado o cantado en el ágora, Verlaine, exige una lectura silenciosa, personal e íntima. Ninguna estructura formal envejeció; seguimos gozando de Quevedo y Cervantes y, muchas veces, los sentimos más contemporáneos que ciertos contemporáneos. Sólo que los leemos de otro modo; sin la voz engolada del radioteatro, sino con la serenidad reflexiva que nos exige nuestra sensibilidad.

El ejemplo que tomé de YouTube, es la lectura del Soneto 18 de William Shakespeare hecha por un amigo de la casa, Mr Peter O’Toole, cuya traducción es, más o menos esta:
¿He de compararte a un día de verano? Tú eres más hermoso y más templado: tempestuosos vientos sacuden los queridos capullos de mayo, y los pastos del verano tienen vida demasiado corta. En ocasiones muy caliente brilla el ojo del cielo y a menudo está su complexión de oro oscurecida, y toda belleza desde la belleza a veces declina, por el azar o el curso cambiante de Natura, estropeada; pero tu eterno verano no se marchitará ni perderá posesión de esa belleza que tienes, ni alardeará Muerte de que andas a su sombra, cuando en eternas líneas para siempre muestres: mientras los hombres respiren o los ojos vean, mientras, vive esto, y esto te da vida a ti.
Shakespeare nunca lo hubiera recitado así.
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*El gol de la mano de Dios a los ingleses es sorprendente porque lo hizo el hombre que mejor usaba sus pies. Cuando lo hace el 4 de Defensa y Justicia, resulta grosero y exigimos la tarjeta amarilla.

viernes, 22 de agosto de 2008

DE LA EXISTENCIA DE LA INTUICIÓN O ME HIRVE LA CABEZA


¿Existe la intuición o se trata de una excusa para asumir como innegables nuestras presunciones? La incertidumbre es, para todos, muy dolorosa, asfixiante, ¿es la intuición un artificio para liberarnos de ella, un autoengaño necesario para evitar sufrir?

Las mujeres suelen afirmar, no sólo que la intuición existe, sino que, además, están favorecidas con este don en mayor medida que los hombres. Yo tuve, más de una vez, indicios que me llevaron a creer que esto era cierto, pero tengo mis dudas. A veces, creo que son macanas de las minas para enojarse a pesar de que nos hayamos limpiado, cuidadosamente, el rouge. Pero de existir este don, afirmo que es el más envidiable que pueda existir; sinceramente, creo que seríamos mucho más felices (o al menos, mucho menos desdichados) si pudiéramos percibir claramente lo que el otro siente; yo nunca veo la pared hasta que me da en la nariz y empiezo a creer que esta idiotez intuitiva es una tara imperdonable.

En el arte todo es más sencillo; siempre hay un orden, un cosmos perseguido; cuando veo a Denis Qwaid dejar la banda de capitán del equipo en el banco de suplentes y caminar cabizbajo hacia las gradas, entiendo que se resignó a que nunca va a llegar a ser mariscal de campo en las ligas mayores. Pero en la vida real esas señales no existen y las otras señales, aquellas más groseras que los demás nos envían, son construidas en base a signos o asociaciones de ideas que parecen claros para el que los envía, pero que, en muy raras ocasiones, lo son para el que debería recibirlos.

Para muchos de nosotros, la única forma de acceder a lo que los demás sienten o piensan es escucharlos, pero el problema es que lo que los demás dicen es lo que pueden o quieren decir y no lo que realmente quieren dar a entender. En ese caso, la falencia intuitiva se torna muy peligrosa, porque aquello que los otros callan o mienten para protegernos o evitar herirnos, termina por lastimarnos más que la brutalidad de lo explícito.

Lo peor de todo es que para suplir esa falencia, haría falta una inteligencia prodigiosa que no poseo. Por eso me gustaría transformar la pregunta retórica del comienzo de este post en una pregunta directa: ¿Existe la intuición? ¿Cómo se desarrolla? ¿Realmente se habrá resignado Denis Qwaid?

jueves, 21 de agosto de 2008

NAUFRAGIOS


Un pescador, un verdadero hombre de mar, tiene una relación especial con la vida, porque la muerte vive junto a él. El mar es un monstruo dormido, que de un solo zarpazo puede hundir un barco hasta el fondo de su estómago, tragándoselo en una bocanada de agua y furia, apagando la vida de cien hombres en menos de un segundo, con la frialdad con la que un hombre apaga una vela. Y mueren en un segundo, porque la mayoría no llegan a ahogarse, mueren al instante de ser devorados por el mar... "Los médicos le dicen 'muerte por inmersión'", cuenta Amílcar. Uno puede reconocer a estos muertos de un ahogado con sólo verlos, porque el ahogado tiene la cara desfigurada por el miedo y ellos, a lo sumo, mueren con un gesto de sorpresa, de estupor.
Pero eso sólo puede verse si se encuentra al pobre infeliz, porque la mayoría de los hombres que mueren en el mar no vuelven nunca. Amílcar Zorpodín lo sabía y a él mismo le había tocado perder más de un amigo en el mar.
––Uno sabe que ya es viejo––, decía a quien quisiera escucharlo, a quien se resignase a escucharlo, ya borracho y ronco, ––uno sabe que ya es viejo cuando no le alcanza la memoria para contar a los hombres que vio morir en el mar, cuando ya no puede recordar tanto nombre, tanta cara que el mar se tragó delante de uno. La muerte es sucia, muy sucia, m’hijo–– dice el viejo cuando la ginebra lo entierra en lo más hondo, en lo más frío de su tristeza.
Y entonces, si uno sabe ver, ve que esas palabras no son huecas, porque el viejo centenario muerde con odio, como buscándose los dientes que el tiempo le fue robando, al mencionar a la muerte; porque el viejo no se resignaba a morir, a pesar de los años o, quizás, precisamente por los años que ya le encorvaron el cuerpo y le cargaron de sombra sus ojos imposiblemente azules, y de artritis sus huesos y de temor el alma.
Aloir

domingo, 17 de agosto de 2008

TRES PESADILLAS


La piba del parche

La primera imagen del sueño es la de una larga mesa en donde veo sentados a varios amigos. Están cenando y noto que estamos en una fiesta, quizás un casamiento. La mesa está hecha con tablas y caballetes y el mantel es de papel. Después aparece ella; pasa por delante y me desarma. Tiene una cara muy triste, trágica. El pelo es muy negro y le cae en flequillo sobre la frente. Lleva una remera de manga larga que tiene estampado un dibujo en el pecho en lila y violeta. Pero nada es más cautivante que el parche negro sobre el ojo que es, también, un poco grotesco, al estilo de los piratas de las películas. Me cruzo delante de ella y hago un movimiento extraño para evitar que se siente junto a alguien que creo que va a gustarle más que yo. No sé si en el sueño ella lo nota. Me quedo al lado suyo y hablamos un poco, no sé de qué. Entonces, nos cuenta algo muy triste a todos (un desengaño) sin inmutarse, como si contara el argumento de una novela. Nadie parece conmoverse con esa confesión, como si fuese un comentario fático. Después hay un vacío; un quiebre en la continuidad del sueño. Estamos parados en medio del salón, mientras los otros bailan y ella llora y sale corriendo. Corro detrás de ella y violentamente, dolorosamente, descubro que estoy soñando, que nada de eso es real. La veo bajar por una escalera fastuosa de mármol blanco hacia un hall palaciego, que contrasta mucho con el clima humilde del salón del que venimos. Yo siento una gran angustia porque sé que voy a despertar, que no voy a poder alcanzarla. Entonces la tomo de un brazo, gira, pone su cabeza en mi pecho y llora. Yo le juro algo, no sé muy bien qué y la beso. Después despierto. Durante muchos años llevé en mi bolsillo el dibujo que hice de esa cara.


Los leones

Estoy en el asiento de acompañante de un viejo Falcon que tenía mamá cuando era chico. Estoy cerrando la guantera y veo que mi mano es la de un pibe. Me veo a mí mismo desde la mirada del conductor y veo que tengo 10 o 12 años. Otra vez veo la guantera y miro hacia mi izquierda; la que maneja es mamá. Vamos por una autopista muy rara, con enormes muros de concreto a los costados. Delante nuestro, un enorme puente (que es también un edificio enorme) une los muros de cada lado. Encima de ese puente-edificio se asoma la cabeza de un enorme león que me asusta; tardo un segundo en darme cuenta de que está momificada, muerta. Pero los ojos son demasiado humanos y eso me deja intranquilo. Pasamos por debajo del puente y mamá estaciona el coche en medio de la autopista, detrás de una larga fila. “Acá trabaja papá”, me dice. Salimos del coche y veo que sobre el muro de la izquierda están parados, sobre una enorme grada, otros leones iguales, no sé muy bien cuántos; también están disecados. Sólo se ven sus cuartos delanteros; el resto se pierde detrás de un nuevo muro de concreto. Subimos por una larga escalera y vemos a papá, que empieza a hablar de la importancia de ese edificio, de lo que se hace ahí. Veo, sin sorpresa, que mientras habla se queda calvo. Me doy cuenta de que está mintiendo o de que lo que dice no me importa y asomándome por la ventana le pregunto por los leones. (A partir de ese momento mamá ya no está, estoy solo con él). Sin gran interés, me dice: “No están muertos: mirá” y abre otra ventana desde la que puedo ver atrás del muro. La imagen es muy violenta, porque los cuartos delanteros de los leones son terribles, poderosos y los cuartos traseros son endebles, raquíticos. Papá deja caer una hoja seca de árbol sobre uno de los leones; la hoja cae en el viento con movimiento pendular, como una pluma y, cuando cae sobre la cadera de uno de los leones, veo como sus piernas empiezan a temblar por el peso de la hoja. Entonces, todos los leones empiezan a gemir. Papá desaparece del sueño y con tristeza veo que los leones se arrojan desde lo alto del muro hacia la autopista; me doy cuenta con dolor que lo que veo es un suicidio. Los leones, entonces, son perfectos; los cuartos traseros son también poderosos ahora, y se vuelven hermosos. Pero también pasan a tener sólo dos dimensiones, como si estuvieran dibujados sobre papel y no caen pesadamente, sino del mismo modo que la hoja seca, como si fueran plumas. Detrás del muro superior, donde queda el agujero en donde estaban atrapados los leones, abajo, muy abajo, veo a un hombre gordo de bigotes vendiendo choripanes desde un puestito en una calle y esa visón, tan contrastante con el resto del sueño me angustia y despierto.


Sueño que despierto

En ese tiempo entraba a trabajar a las 6 de la mañana y tenía que levantarme a las 5. Mi trabajo era espantoso (el mismo que tengo hoy) y me acosté muy tarde, con miedo de quedarme dormido porque no tenía un despertador. La pesadilla es muy simple; sueño una y otra vez que despierto y voy al trabajo, pero algo en determinado momento me revela que sigo dormido (unas veces, descubro que hay demasiado sol para la hora que es, otras, descubro que apagué un despertador que no tenía, o veo que el paisaje que veo desde el colectivo es irreal, etc) Me esfuerzo por despertar una y otra vez y cada vez que descubro que sigo soñando siento más angustia, porque siento que es más tarde, cada vez más tarde. Cuando finalmente despierto, siento mucho miedo por unos minutos, miedo de estar todavía dormido y no despertarme nunca.

sábado, 9 de agosto de 2008

BEIJING 2008 (OTRO POST INTEMPESTIVO)


BEIJING. ENVIADO ESPECIAL: Una cultura milenaria y misteriosa, oculta siempre a los ojos de occidente, una flor prohibida abriéndose a nuestros ojos. Interminables dinastías, cosmogonías, religiones, filosofía, revolución, arte… He ahí China que se abre, por fin, al mundo y nos muestra lo que, por siglos, esperábamos ver: 15.000 gimnastas en escena en una precisa coordinación; cada hombre en su sitio, bien aprendida su parte; un ejército de terracota vivo (¿vivo?); un espectáculo imperial, fastuoso, feudal; una maquinaria perfecta, inhumana… Cada hombre en su sitio y cada sitio en su hombre, para que lo que pase no sea el hombre, sino la cosa*, para que no exista el menor peligro de que la fiesta se transforme, efectivamente, en una fiesta.

¿Por qué nos fascinará tanto la idea de suprimir nuestra identidad, de renunciar a lo imprevisto, de comportarnos como microorganismos, como hormigas? ¿Por qué (me pregunto con cierto temor) me fascinará tanto, incluso, a mí? Y todo para rendir tributo al deporte que es, precisamente, el amor a lo imprevisto, a lo individual, a lo heroico. ¿Será que queremos convertir, también, en eso al deporte? ¿Será por eso, por ejemplo, que el fútbol se parece cada vez más al metegol y que el público se preocupa tanto en ensayar la ola?

Para mí el deporte va a seguir siendo siempre esa colección de cosas imposibles: saltar más de 8 metros, correr 100 metros en menos de 10 segundos… En fin, lo que los griegos (que inventaron las Olimpíadas) llamaban hubris, una palabra con exagerada fama de intraducible, que significa: “querer cagar más alto que el culo, ser uno su propio Dios aunque a Dios no le guste, no aceptar límites ni capitulaciones, ser un hombre y no una hormiga… Tirar un caño cuando todo el mundo espera un centro, cuando el mediocre exige un centro.”
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*“¿Qué cosa?” “Maravillosa” Un chiste un poco amargo, porque la cosa es siempre un gran misterio. A veces le dicen Dios, otras Justicia, Moral y Buenas Costumbres, Orden y Progreso, Ley Natural… Tenga el nombre que tenga, uno debe sacrificarse a la cosa; sacrificar la identidad, el deseo, el alma, lo que haga falta, lo que la cosa exija.

jueves, 7 de agosto de 2008

CORTESÍA


El compositor Johannes Brahms era un hombre cordial, pero, aún así, solía sorprender a quienes lo trataban con salidas francamente groseras. Él mismo, al despedirse de una reunión social, solía sintetizar esta dualidad con la siguiente frase: “Si he omitido insultar a alguien, me disculpo”

...A PRIMERA VISTA



En nuestra adolescencia, con el descubrimiento de nuestra sexualidad, comenzamos a construir la imagen de la persona deseada. Aunque, tal vez, la palabra imagen no alcance a describir esa suerte de huella o modelo que no siempre es visual. Muchas veces buscamos olores, miradas, caracteres, virtudes e, incluso, vicios o defectos. Es posible que el resto de nuestras vidas no hagamos más que buscar llenar ese vacío.

No sólo creo en el amor a primera vista; estoy convencido de que es el único modo de amor posible, no porque nos enamoremos de alguien al instante, sino porque ese alguien viene a llenar ese espacio, a hacer objetivo ese ideal. De algún modo, incluso antes de conocerlo, ya lo amábamos.

Creo que la mejor analogía es el humor. Hay cosas que, simplemente, nos hacen reír. Podemos tardar en entender, podemos resistirnos a la tentación, pero, tarde o temprano, la risa y el amor estallan en nosotros. Para bien o para mal, se nos imponen, nos vences irremediablemente. No existe, por lo tanto, un ir enamorándose, solamente personas más o menos rápidas para entender los chistes, o, acaso, más o menos valientes en notarlo, en reconocerlo. Para esas personas queda un consuelo: “El que ríe al último, ríe mejor.”

La secuencia (un poco larga, lo sé) pertenece a la película “El marido de la peluquera.” La vi por primera vez en la adolescencia, cuando estaba empezando a tratar de entender de qué se trataba el tema este de las mujeres. Por eso, es posible que todo lo anterior no valga sino como una verdad personal, como mí verdad. Hoy, después de tantos años, creo que siempre fui el personaje de Jean Roquefort, nada más que con un poco menos de suerte. ¿Pero qué quieren que les diga? Aunque mi suerte siga siendo esperar en la escalera, preguntándome si Ella lo sabe, si le importa, la idea es demasiado poética para renunciar a ella… Prefiero creer que todos tenemos nuestra peluquera.

Kierkegaard, según supe hace un tiempo, decía que si todos los hombres, salvo él, ganaran el Cielo, aun desde el Infierno iba a aplaudir la misericordia de Dios. No sé si Dios existe (ni me importa), pero sé que el amor sí. Hoy vengo, entonces, a aplaudir su maravillosa obra y a cortarme un poco el pelo, aunque no haga falta todavía.

martes, 5 de agosto de 2008

ABRACADABRA


Siempre creí (sigo creyendo) que un truco de magia no está completo hasta que no nos dicen cómo se logra la ilusión. Hay quienes afirman que esta revelación aniquila la magia. Yo creo que ese riesgo no existe, porque la única magia posible, la única magia real, es puesta por nosotros, por nuestro deseo de suspender nuestra credulidad, de aceptar el artificio. ¿No están hartos del tipo de la segunda fila que se queja diciendo: “Mirá si la carta va a desaparecer en serio; es todo mentira: seguro que ese René Lavand se la mete en la manga”? ¿No están hartos de que ese tipo se sienta engañado, de que se sienta inteligente? ¿No están hartos, en fin, del cinismo? El cinismo es la prueba viviente de que nada va a lograr conmovernos si no permitimos que lo haga.

Quejarse de que Paul Newman use un doble, de que Lorca haya escrito “La casada infiel” siendo homosexual, de que el guitarrista estudie armonía en vez de aprender de oído, es no entender la magia.

Por supuesto, toda revelación es, también (bien ejercida) una forma de arte, un guiño a la inteligencia del espectador y todo exceso en el ocultamiento es una forma de mezquindad. Pienso ahora, por ejemplo, que pocas cosas me han conmovido y halagado tanto como saber (a su debido tiempo) el trabajo que se había tomado alguien para seducirme; los curiosos y, a veces, cándidos mecanismos que habían sido puestos en funcionamiento. ¡Y qué dulce el fruto de ese engaño!

domingo, 3 de agosto de 2008

MEMENTO VIVES


¡Acuérdate de que vives y apronta tus ejércitos! La guerra está perdida, la batalla no… Eleva estandartes de alegría en tus murallas; apura el vino del placer y desprecia el del dolor; cambia el cuidado de los besos esquivos por la espera de otros besos; destierra de tu casa el amargo olor del tedio; limpia tus ojos de locura y de miedo para vestirlos otra vez de luz… Busca respuestas en el forzado insomnio, no el nepente de los débiles...

Aunque las horas del dolor sean lentas, aunque a tu mesa se siente otra vez la muerte, aunque no haya razones: Insiste… Insiste hasta que el mundo se canse o se avergüence de no complacerte. Mientras corran los relojes, mientras sientas el tic-tac sediento, amenazante, no te rindas. ¡Acuérdate de que vives!

I'M A LOSER



“Las 100 canciones más famosas de los ’90”, prometía el sitio de la inagotable red de redes. Alguien se tomó el trabajo de cortar-pegar sobre el buscador de Youtube aquellos títulos inolvidables; cada nueva canción traía un estribillo memorable, una nueva anécdota (a veces inconfesable) y esa mezcla de tarareo y berrido de quien no habla muy bien inglés pero no quiere quedarse afuera. Se movieron algunos piecitos para seguir el ritmo y hasta hubo algunas miradas cómplices. Todo parecía muy divertido… salvo para mí, que no conocía ninguna de esas canciones. Solamente una:

"Soy un perdedor...
I’m a loser, baby,
So why don’t you kill me"


El vino melancólico ocupó en mi juventud el lugar de ciertas aventuras para las que ya es muy tarde. ¿Por qué me esfuerzo tanto en ser un triste? No sé, pero mantengo la esperanza de despertar un día y haber cambiado. Quisiera dejar de buscar imposibles, de condenarme al dolor. No porque quiera resignarme a la mediocridad, sino porque empiezo a creer que lo hago a propósito, que encuentro cierto solaz en la autocompasión.
Con los años aprendí que uno no debe esperar que el mundo le provea alegría o bienestar; es uno el que debe construirlos, pelear por esa ficción arbitraria: conquistarla. Tal vez un día logre hacer lo mismo con el placer y hasta llegue a ser feliz, antes de que sea tarde para toda aventura.

viernes, 1 de agosto de 2008

POR QUÉ ODIO LOS MANTELES


....Uno compra una mesa. Si uno tiene sangre en las venas, si uno no es un imbécil que pretende ver pasar la vida sin ilusión, sin arrebato, sin placer y dolor (que son las dos caras de una moneda que se acepta o rechaza)… En fin, si uno tiene algo de hombre, compra esa mesa para que le sirva. ¿Servir para qué? Para comer ahí; para escribir mundos que no existen y deberían; para desordenar los libros que nos desordenan; para que el vaso y el vino se encuentren; para que dos cuerpos se encuentren con violencia, avergonzando al mismo Diablo (ese idiota que no sabe que el amor, el verdadero amor, es peor que la lujuria); para llorar un desencuentro; para putear a Dios golpeándola (putearlo por no existir o por existir y no hacer nada); para esperarla…

....Entonces, viene un imbécil y dice: “Inventé el mantel para cuidar la mesa; porque es el hombre el que sirve a la mesa, es el hombre el que sirve a lo útil: y vale más un metro de pino que un alma.”
....Pasan uno o dos días (que la idiotez es rápida) y otro imbécil dice: “Cuidado: no manches el mantel, que se compra con dinero.” Entonces uno quisiera tomar prestada su mujer y mostrarle para qué sirven las mesas… Pero no; uno está amaestrado ya, y ni hablar de su mujer, que ya es cosa envuelta en tedio… Y, finalmente, uno se cuida de no manchar el mantel que cuida la mesa, que cuida todas sus plegarias… ¡Aunque uno sabe (y bien que sabe) que vale más un alma!
....Mi mesa está, lo juro (y acá ya no hay literatura) mordida por los perros, manchada, herida y mutilada, por las almas que quiero, por las que anhelo, por esa que me falta…
Por eso odio, ODIO, los manteles.
 

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PD (a 6 horas después): Y olvidé lo peor: vino otro e inventó el cubre mantel, que es de plástico y se pega en la piel con una caricia estúpida. (¿Cómo pueden soportar algunos que la mujer que aman toque esa basura?) Un día vamos a despertar para escuchar que digan que el mundo no está ahí para que el hombre toque, para que el hombre sienta: a mí matenme antes.
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miércoles, 30 de julio de 2008

ANFITRIÓN


En la antigüedad clásica se aplicaba el nombre de huésped (hospis), tanto al que brindaba como al que recibía la hospitalidad de otro. La palabra anfitrión, surge posteriormente y tiene su origen en el nombre de un personaje mítico, rey de Tebas, famoso por los espléndidos banquetes que brindaba a sus invitados. Tal era su cuidado al agasajarlos, que sus huéspedes (dicho esto ahora en sentido moderno) jamás tuvieron el menor motivo de queja, con excepción, claro está, de su tío Electrión, rey de Micenas, a quien mató por accidente mientras se hallaba invitado en su palacio. Pero, como sabemos, nadie es perfecto.*
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*Extraído de la "Enciclopedia de datos inútiles"

OTRA VUELTA DE TUERCA (JOHN CARPENTER'S VAMPIRE)

En los últimos tiempos, innumerables series y películas de vampiros y zombis llevaron a la parodia un género fundante del séptimo arte. El ...