domingo, 17 de agosto de 2008

TRES PESADILLAS


La piba del parche

La primera imagen del sueño es la de una larga mesa en donde veo sentados a varios amigos. Están cenando y noto que estamos en una fiesta, quizás un casamiento. La mesa está hecha con tablas y caballetes y el mantel es de papel. Después aparece ella; pasa por delante y me desarma. Tiene una cara muy triste, trágica. El pelo es muy negro y le cae en flequillo sobre la frente. Lleva una remera de manga larga que tiene estampado un dibujo en el pecho en lila y violeta. Pero nada es más cautivante que el parche negro sobre el ojo que es, también, un poco grotesco, al estilo de los piratas de las películas. Me cruzo delante de ella y hago un movimiento extraño para evitar que se siente junto a alguien que creo que va a gustarle más que yo. No sé si en el sueño ella lo nota. Me quedo al lado suyo y hablamos un poco, no sé de qué. Entonces, nos cuenta algo muy triste a todos (un desengaño) sin inmutarse, como si contara el argumento de una novela. Nadie parece conmoverse con esa confesión, como si fuese un comentario fático. Después hay un vacío; un quiebre en la continuidad del sueño. Estamos parados en medio del salón, mientras los otros bailan y ella llora y sale corriendo. Corro detrás de ella y violentamente, dolorosamente, descubro que estoy soñando, que nada de eso es real. La veo bajar por una escalera fastuosa de mármol blanco hacia un hall palaciego, que contrasta mucho con el clima humilde del salón del que venimos. Yo siento una gran angustia porque sé que voy a despertar, que no voy a poder alcanzarla. Entonces la tomo de un brazo, gira, pone su cabeza en mi pecho y llora. Yo le juro algo, no sé muy bien qué y la beso. Después despierto. Durante muchos años llevé en mi bolsillo el dibujo que hice de esa cara.


Los leones

Estoy en el asiento de acompañante de un viejo Falcon que tenía mamá cuando era chico. Estoy cerrando la guantera y veo que mi mano es la de un pibe. Me veo a mí mismo desde la mirada del conductor y veo que tengo 10 o 12 años. Otra vez veo la guantera y miro hacia mi izquierda; la que maneja es mamá. Vamos por una autopista muy rara, con enormes muros de concreto a los costados. Delante nuestro, un enorme puente (que es también un edificio enorme) une los muros de cada lado. Encima de ese puente-edificio se asoma la cabeza de un enorme león que me asusta; tardo un segundo en darme cuenta de que está momificada, muerta. Pero los ojos son demasiado humanos y eso me deja intranquilo. Pasamos por debajo del puente y mamá estaciona el coche en medio de la autopista, detrás de una larga fila. “Acá trabaja papá”, me dice. Salimos del coche y veo que sobre el muro de la izquierda están parados, sobre una enorme grada, otros leones iguales, no sé muy bien cuántos; también están disecados. Sólo se ven sus cuartos delanteros; el resto se pierde detrás de un nuevo muro de concreto. Subimos por una larga escalera y vemos a papá, que empieza a hablar de la importancia de ese edificio, de lo que se hace ahí. Veo, sin sorpresa, que mientras habla se queda calvo. Me doy cuenta de que está mintiendo o de que lo que dice no me importa y asomándome por la ventana le pregunto por los leones. (A partir de ese momento mamá ya no está, estoy solo con él). Sin gran interés, me dice: “No están muertos: mirá” y abre otra ventana desde la que puedo ver atrás del muro. La imagen es muy violenta, porque los cuartos delanteros de los leones son terribles, poderosos y los cuartos traseros son endebles, raquíticos. Papá deja caer una hoja seca de árbol sobre uno de los leones; la hoja cae en el viento con movimiento pendular, como una pluma y, cuando cae sobre la cadera de uno de los leones, veo como sus piernas empiezan a temblar por el peso de la hoja. Entonces, todos los leones empiezan a gemir. Papá desaparece del sueño y con tristeza veo que los leones se arrojan desde lo alto del muro hacia la autopista; me doy cuenta con dolor que lo que veo es un suicidio. Los leones, entonces, son perfectos; los cuartos traseros son también poderosos ahora, y se vuelven hermosos. Pero también pasan a tener sólo dos dimensiones, como si estuvieran dibujados sobre papel y no caen pesadamente, sino del mismo modo que la hoja seca, como si fueran plumas. Detrás del muro superior, donde queda el agujero en donde estaban atrapados los leones, abajo, muy abajo, veo a un hombre gordo de bigotes vendiendo choripanes desde un puestito en una calle y esa visón, tan contrastante con el resto del sueño me angustia y despierto.


Sueño que despierto

En ese tiempo entraba a trabajar a las 6 de la mañana y tenía que levantarme a las 5. Mi trabajo era espantoso (el mismo que tengo hoy) y me acosté muy tarde, con miedo de quedarme dormido porque no tenía un despertador. La pesadilla es muy simple; sueño una y otra vez que despierto y voy al trabajo, pero algo en determinado momento me revela que sigo dormido (unas veces, descubro que hay demasiado sol para la hora que es, otras, descubro que apagué un despertador que no tenía, o veo que el paisaje que veo desde el colectivo es irreal, etc) Me esfuerzo por despertar una y otra vez y cada vez que descubro que sigo soñando siento más angustia, porque siento que es más tarde, cada vez más tarde. Cuando finalmente despierto, siento mucho miedo por unos minutos, miedo de estar todavía dormido y no despertarme nunca.

14 comentarios:

Fede dijo...

Hace poco le contaba a un amigo que mis sueños suelen ser muy débiles, casi insustanciales. Me lamentaba de eso, pero después recordé algunos de los sueños de mayor riqueza argumental y me entristeció ver que todos eran pesadillas; quizás por eso los olvidé. Durante años busqué la manera de contarlos literariamente y no la encontré. Pensé en ellos otra vez y me preocupó ver que había olvidado muchas cosas. Decidí entonces escribir este post a modo de crónica, para no olvidar lo poco que recuerdo. Lo hice al vuelo de la pluma, con cierta resignación y a modo de catarsis. (La ventaja de eso es que la narración tiene el caos propio del sueño) No sé qué significan, no sé si significan algo, pero sentí una gran angustia al volver sobre ellos.

Idea dijo...

Fede, yo no sé qué significan, y cuidado quien se atreva a interpretarlos, sólo le puedo decir que a mi también me angustiaron sus relatos y me quedo ahora con una profunda desolación.
Pero, ¿sabe qué? Se lo agradezco, porque a veces es preciso encontrarse a través de las palabras que otros escriben como un espejo menos benévolo que el que uno mismo puede inventarse.

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Brevísima interpretación psicoanalítica pedorra (valga la redundancia):

1) Siente que no puede acceder a una vida en pareja porque su situación económica es una limitante.

2) El león es su padre. Su padre que parecía un Dios y que cada vez fue descubriendo más humano.

3) Su trabajo es la pesadilla.

Una idea disparada por este post:

Estaría bueno crear relatos oníricos después de leer un poco acerca de la simbología de los sueños: en vez de ir del sueño a la interpretación, ir de la interpretación al sueño.

Experiencia de lectura:

Impresionante lo cinematográfico de sus relatos. Imágenes muy potentes, terroríficas. Me angustié, me asusté.

Calderondelabarca dijo...

Escribimos mientras dormimos? O nos están dictando que la chica debe lucir un parche negro o que debe aparecer un gordo vendiendo choripanes ?
Si de la impactante aleatoria de un sueño volcada literalmente podría escribirse un fenomenal guión de cine... ¿ De quien sería realmente la propiedad intelectual ?
Muy descriptivos sus relatos.

Carolina dijo...

Fede:
Me gustó mucho "literariamente" lo que soño. En cuanto a los sueños, dudo que sea posible alguna interpretación. Y de ser posible, ¿para que?¿con que utilidad?

Me inspiró un post con el suyo. Me apasiona dormir y soñar, siempre tengo sueños muy vividos y argumentados.

Por otro lado, no se angustie. Por lo menos, no por algo que no es.

Eugenia dijo...

Fede, muchos de mis sueños también son muy nítidos y los recuerdo a la perfección. Y también me generan mucha angustia cuando los recuerdo.
Ya le contaré en persona mis sueños (o mejor dicho pesadillas), que tienen que ver con invasiones extraterrestres, con persecuciones, con huídas de una prisión de la que nunca puedo escapar, y con la angustia de darme cuenta que estoy soñando y no poder despertarme, porque vivo un sueño adentro de otro sueño.
Hasta soñé con mi muerte, pero estaba en una habitación del estilo de mediados del Siglo XIX vestida como en esa época.
Y también soñé con mi padre, soñé que estaba vivo, que yo había soñado que se moría pero que en verdad estaba vivo, y entonces llamaba por teléfono a todo el mundo para avisarles que me había confundido y que él estaba perfectamente bien.
El otro día tuve un sueño muy bizarro que incluye a alguno de ustedes. Después se lo cuento.

Yo también creo que no vale la pena analizarlos, aunque a veces no puedo con mi genio y lo termino haciendo igual.

Con respecto a la sensación de estar soñando despierto y de no distinguir el mundo real del onírico le recomiendo que mire una película llamada "Waking Life", de Richard Linklater.

Ah, otra cosa, su primer sueño me conmovió mucho. No sé si quisiera analizar por qué.

Besos.

Lukas Rybensen dijo...

Bravísimo. Me encantó su trilogía. No entiendo la amargura de los otros bloggers creo que lo único que me puede amargar es saber que alguien puede escribir tan bien y que ese alguien no soy yo.
Creo que hay que separar entre narrador y escritor, y entre relato onírico y el sueño propiamente dicho.
Creo que en ambos pasajes, es decir, en la separación entre Ud. y el narrador y entre sus sueños y el relato de ellos es donde se manifiesta su arte.
Me atrevo a hacer unas observaciones en torno a los primeros dos, los que calificaré objetivamente de "magistrales".

Asociaciones:
- no puedo dejar de pensar que la chica del parche es inglesa.
- los leones me recordaron al zoo de La Plata.

Interpretaciones:
- en ambos creo que el ojo/visión es muy importante.
- partiendo de esa clave creo que sobre todo a partir del de los leones se nota una tensión entre la apariencia y la realidad. El león fuerte por antonomasia se ve como un endeble y raquítico ser en su parte posterior.
- tomando esto último, se puede añadir el tercer cuento. Hay un problema con la apariencia en juego en los tres relatos.

No hago más exégesis puesto que considero como aclaré al principio que el narrador no es exactamente el escritor.

Un abrazo

Ljn.- dijo...

.



seh, este 2008 fue año bisiesto.
no me digas q no lo aprovechaste?!!?!
(?)
besos!



,

Fede dijo...

No, en serio ¿Todo?

Idea dijo...

¿Con quién estás hablando? Espero que no sea contigo porque el diagnóstico será más severo y la medicina más amarga.

Fede dijo...

Je, je...

Fede dijo...

PD:

Después de tantos años, lo único que siento como real, como innegable, es ese parche: ¿Qué es lo que ella no podía ver y la hirió tanto? Me preocupa, porque a veces, muchas veces, siento que no la encuentro porque no sé qué busco. Es posible que sea yo el del parche; que sea yo el herido, el que no sabe ver algo que lo lastima, y al que dejo llorar en mi hombro. ¿Seré yo aquel al que juro proteger de un dolor misterioso y que no entiendo?

Los sueños son algo extraño, muy extraño.

nadie dijo...

Yo tuve un dibujo de ella bajo el vidrio de mi mesa de luz.
Vale millones.

Fede dijo...

¿En serio lo tenés vos? ¡Cuidalo: pensé que lo había perdido!

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