Para jugar al truco hay que saber mentir. Saber mentir significa hacerlo en función de una estrategia. El que sepa aplicar esa enseñanza adecuadamente se ahorrará diez años de taller literario.
Ocio, humor, literatura, pelusas de ombligo, revisionismo cultural, filosofía de potrero, perejilismo intelectual, chismografía anacrónica, musicología hipoacúsica, helenismo en pantuflas y otras incontinencias verbales...
Nadie debería dejar este mundo sin haber leído a los cuatro grandes autores de la tragedia ática: Esquilo, Sófocles, Eurípides y Ross Macd...
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