...Podrías preguntar, Lara, cómo terminé otra vez en esta ciudad a la que juré no volver, a metros de este mar de náusea que parece hecho para tragárselo todo, para que el mundo entero se pierda en él, con esa velocidad, con ese vértigo que sólo tiene la aniquilación. Podrías hacerme esa pregunta, pero sería absurdo, como sería absurdo hacerme cualquier otra. ¿Qué respuestas podría darte, yo, que nunca tuve respuestas y que, poco a poco, empiezo a quedarme, también, sin preguntas?
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