...––Es esa ansiedad extraña de haber perdido un verso con el que soñamos y sentir que
ese verso era el mejor… ¿Se entiende?
...––Me temo
que no muy bien.
...––¿Escuchó
alguna vez eso de: “Ten cuidado con lo que desees”?
...––Sí. Es
una frase muy extraña, no?
...––Por supuesto…
Más que extraña es estúpida… O para estúpidos, mejor dicho. Uno tiene que tener
cuidado con lo que desea, pero por la razón opuesta; porque lo que uno realmente quiere es lo único que no va a conseguir…
...––Entiendo,
entiendo… Recuerdo una frase terrible. No me acuerdo dónde la leí. Hasta es posible que la haya escrito yo: “Esas cosas que se vuelven imposibles cuando
uno descubre que las desea.”
...Un brillo
extraño en los ojos del otro.
...––Exacto…
¿Le quedó uno de esos cigarrillos?
...––No. Este era el último.
...––No. Este era el último.
7 comentarios:
Antes, la muerte no era más que un tema de conversación. Lentamente se volvió algo cercano a una presencia.
Uy... qué bajón que está hoy. Vuelvo cuando se le pase el mal humor.
Además me hace toser el humo del cigarrillo.
Yo me quedo, rindo culto al lado oscuro.
(al menos cuenta con la fidelidad de esa horda de seguidores un tanto anónimos)
No quiero sembrar discordia, aquí por lo menos, en mi familia no me importa para nada.
La invito a que me conozca un poco más pinchando en el link, soy una entidad con nombre y apellido.
Mis disculpas si lo ofendí, don colectivo (su primer nombre me da cosita), justamente yo vivo en las antípodas de la discordia. Y le agradezco la invitación, pero si de conocer gente se trata soy muy selectiva y no se imagina el laburo que tengo con una sola entidad por vez.
(Solicito la intervención del administrador del blog para poner orden, o este digno espacio terminará convertido en un sitio más de citas azarosas).
¿Lo qué?
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