"No confío en un dios que no sepa bailar"
Friedrich Nietzsche
Una de las grandes frustraciones de mi
vida ha sido mi torpeza física. Hubiese dado casi cualquier cosa por bailar
bien o ser hábil en cualquier deporte o, al menos, por tener una postura y un
modo de caminar menos desgarbado, pero no. Al parecer, existe una terrible
desavenencia entre las leyes físicas y yo. Como diría Ken Robinson, mi cuerpo
parece estar diseñado “para llevar mi cabeza a reuniones”.
Este lamento podrá parecer superfluo para
muchos, pero lo cierto es que mantengo una lucha encarnizada contra ciertas
doctrinas atávicas, opuestas al sensualismo, que han sido teñidas de un supuesto
valor moral.
Yo no sé si el alma existe, pero estoy
seguro de que el cuerpo sí. La inteligencia puede ser un don maravilloso, pero
sólo si es bien utilizada; la belleza, la destreza y la elegancia, lo son
siempre… Todos estos atributos, si son poseídos alguna vez, tarde o temprano
nos abandonan. Pero nos queda la posibilidad de admirarlos en los demás; de
gozarlos intensamente en aquellos que los poseen y hacen de este mundo un lugar
tolerable.
Los dejo con el amigo Baryshnikov, como podría dejarlos con Maradona, Peter O'Toole o Rhona Mitra...
PD del 21/7/12: Un amigo me muestra este video hoy. ¿Casualidad?
PD del 21/7/12: Un amigo me muestra este video hoy. ¿Casualidad?
3 comentarios:
Sé que nadie me ha pedido un consejo, peroconozco uno, posiblemente el único, que valga la pena dar: busquen a alguien bello a quien admirar.
Yo bailo sola en mi casa cuando nadie me ve y lo hago re bien, je.
Admiro a mi hija, que baila bien en serio, pero creo que lo más admirable es su disfrute cuando su cuerpo se entrega a la música.
Gracias por la reflexión y los dos excelentes videos!
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