...Ante el pan hay un guardián. Un trabajador se acerca a él y le pide tomar pan, pero el guardián le dice que no hay suficiente dinero para eso. El hombre reflexiona y pregunta si mañana lo habrá.
...-Tal vez -dice el guardián -, pero no ahora.
...La puerta está entreabierta y el hombre espía y ve el pan sobre la mesa, al final de un largo pasillo.
...-Si tu deseo es tan grande -dice el guardián -intenta entrar, pero ten en cuenta que soy muy poderoso y, aun así, soy el menos poderoso de todos los guardianes; y ni siquiera yo puedo enfrentar la mirada del último.
...El trabajador no había previsto estas dificultades: el pan debería ser accesible para todos y el dinero, se supone, es un mero medio de transacción, ¿cómo puede existir el pan que el necesita y no el dinero para comprarlo?
...El hombre pasa así días, meses, años esperando. Olvida los otros guardianes y se concentra en ese que lo vigila como si fuera su único obstáculo. Maldice su mala suerte. Finalmente envejece. Le queda poco tiempo de vida. Hace una seña al guardián, que se aproxima; quiere hacerle la única pregunta que nunca le ha hecho. El guardián se inclina hacia él, porque su cuerpo, consumido, se ha curvado con los años y la disparidad de fuerzas entre los dos se ha vuelto enorme.
...-¿Qué quieres saber ahora? -dice el guardián -eres insaciable.
...-Todos se esfuerzan por llegar al pan -dice el hombre -¿Cómo es posible que en todos estos años sólo yo haya intentado hacerlo?
...El guardián entiende que el hombre va a morir y para que sus agónicos sentidos puedan escucharlo, le dice al oído con voz atronadora:
...-Nadie podía pretenderlo porque este pedazo de pan era sólo para ti y ahora ya está duro. Ahora cierro esta puerta y lo tiro.
...
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