.....Imagine que lo invitan a jugar a la generala. Usted coloca los cinco dados en el cubilete y los arroja sobre la mesa. Los dados caen del siguiente modo: 6, 6, 6, 6 y 3. Usted recibe esta mano como sumamente ventajosa, puesto que obtuvo un póker servido.
.....Terminado el partido, decide jugar nuevamente y los dados, al tirarlos por primera vez, caen del mismo modo que en el juego anterior. Usted se lamenta, renegando de su mala suerte. La razón: esta vez está jugando a la generala obligada, que impone buscar sólo ases en el primer turno.
.....Terminado el partido, decide jugar nuevamente y los dados, al tirarlos por primera vez, caen del mismo modo que en el juego anterior. Usted se lamenta, renegando de su mala suerte. La razón: esta vez está jugando a la generala obligada, que impone buscar sólo ases en el primer turno.
.....La mano es la misma, las reglas de juego han cambiado y usted, finalmente, ha entendido a Darwin.
3 comentarios:
¿Y qué si les dijera que entender no implica estar de acuerdo?
¿No nota usted, que las reglas imperantes responden más a un darwinismo invertido que a otra cosa?
Me deja usted anonadado :P
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