martes, 17 de junio de 2008

QUINTA PATA AL MITO DE EDIPO


El niño, el adulto, el viejo… “El hombre”, respondió Edipo. En estos días esa respuesta (y ese enigma) me estuvo dando vueltas por la cabeza una y otra vez; hoy sé por qué.

El mito de Edipo expresa mejor que ningún otro la afinidad del mundo helénico por el determinismo. Todos conocemos la historia y su significado; cada uno de los pasos que dio el de los pies heridos para alejarse de su horrible destino, fueron los que lo llevaron, precisamente, a cumplirlo. El destino es ineluctable.

¿Qué había, entonces, detrás de ese deseo de huir? El propio mito nos presenta a Edipo como al más sabio de los hombres. ¿El más sabio de los hombres podía creer que fuera posible evitar lo inevitable? Ciertamente hay cierta nobleza en oponerse a lo que sabemos o creemos fatal, pero ¿puede existir convencimiento en la posibilidad de imponernos?

“¿Cuál es el único ser que anda en cuatro, luego en dos y luego en tres patas?” Acertar la respuesta presupone entender lo que ese ambiguo oráculo, Oscar Wilde, decretó alguna vez: El hombre bautizado en Alacalá de Henares ya era (ya es) el que vio inutilizada su mano en el combate de Lepanto, el rehén moro, el autor del Quijote, y el que moriría en Madrid el 23 de abril de 1.616. Acertar la respuesta presupone saber que el destino no puede ser burlado. En el fondo, Edipo no creía en la posibilidad de escapar y eso fue, irónicamente, lo que le permitió vencer a la esfinge y condenarse.

Pero el destino, contra lo que pueda pensar el distraído lector, no teje trampas. El oráculo que vaticinó su suerte a Edipo, no adivinaba lo posible, leía el destino como nosotros leemos el de aquel otro hombre que enloqueció por leer demasiados libros de caballería, sabiendo que era ya (es ya) el de la triste figura, el que cofunde molinos y gigantes, el vencido de Sanzón Carrasco, el que muere en la Mancha junto a su escudero Sancho

3 comentarios:

Fede dijo...

Es notorio que el post "Edipo y el enigma" publicado por Walter en su blog es el hipotexto de este ensayito. O, en otras palabras, que me estoy colgando de las tetas de Doti.

Idea dijo...

Fede, tal vez de puro terca, pero ¿realmente estamos condenados? ¿O precisamente el destino lo leemos al final del camino, el que fue, el que era posible, el que nos forjamos y construimos? ¿Ahora soy el distraído lector, no?

Onirica dijo...

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