sábado, 19 de abril de 2008

APOLOGÍA DEL LEVANTE (NOTA INTEMPESTIVA)


Hace poco publiqué una escena de “Sueños de un seductor” de Woody Allen, en que un tipo se iba de levante a una exposición de arte. Varios amigos (incluso por teléfono) me llamaron la atención sobre el papel patético que hacía. A mí, sin embargo, siempre me resultó de una gran ternura. Al tipo lo había dejado su mujer y estaba deprimido. Y le pasaba lo mismo que nos pasa a todos cuando nos dejan: creía que nunca más iba a ser amado por nadie, que nunca más iba a ser deseado. Creo que el levante no es desagradable en sí mismo, nada más puede serlo la persona que lo ejerce. Y en lo que a mí respecta, no creo que tenga un lugar adecuado. Si uno se levanta a la mejor mina de la exposición ¿Qué importa la Gioconda? ¡Da Vinci ni siquiera la terminó de pintar! Y ahí radica uno de los problemas: nuestro apetito de perfección nos condena muchas veces a dejar pasar lo posible. Y se los dice alguien que no fue de levante a ningún lado… nunca.

El levante es una aventura, una forma de rebelión, de burla a lo establecido. Por lo tanto, siempre está fuera de lugar. Por eso son tan tristes los lugares que, precisamente, fueron creados para ir de levante. La sensibilidad, la elegancia, la inteligencia, pueden hacerlo posible hasta en los velorios. Nuestro rechazo proviene, quizás, de su espíritu deportivo. Es cierto que al otro se lo vuelve una cosa pero, muchas veces, eso se debe a que es más fácil hablarle a una cosa que a una persona.

Algo sí es cierto: el levante tiene menor categoría estética que la seducción. Pero a veces es muy difícil diferenciarlos uno de otro. Y además, uno no tiene tiempo de ejercer la seducción en la parada del colectivo. ¿Y qué pasa si ella era Ella? Es cierto que levantarse a una mina (o a un gil) se parece más a meter un gol que a escribir un poema. Sin embargo, el riesgo existe: el donjuan es el único cazador que corre el riesgo de ser cazado, de enamorase tanto o más que el ¿levantado?

Por último, les regalo una anécdota que siempre me gustó y que, además, se parece increíblemente a la susodicha escena. Una señorita de apellido Osbourne estaba pintando un paisaje y un fulano se le acercó y le dijo: “¿Por qué priva al paisaje de su aspecto más encantador?”. La señorita Osbourne miró la tela y no encontró omisión alguna. Delicadamente, el joven caballero se acercó a su oído y susurró: “Me refería a usted”. Ella se enamoró al instante de aquel muchacho y lo acompañó el resto de su vida, hasta que tuvo que despedirse de él en Samoa, cuando la muerte se lo arrancó para siempre. Ese caballero era Robert Luois Stevenson. ¡Ojalá, amigas, les toqué ser amadas por un hombre que valga la mitad de lo que valía aquel hombre, que con tanta elegancia ejerció el bello deporte del levante!

Se despide de ustedes, uno que, mal que mal, siempre termina sus cuadros… A propósito: ¿Qué hacen el sábado a la noche?

14 comentarios:

Fede dijo...

Una de mis obsesiones fue siempre la síntesis. El carácter intempestivo de este post fue en desmedro de esa obsesión. Como yo he sido capaz de perdonarme (o de resignarme) confío en que ustedes también puedan hacerlo.

Adiu.

Idea dijo...

Fede, genial su entrada. El levante, ya sea ejercido por un hombre o una mujer, no es una mala práctica, lo malo tal vez sea convertirla en un deporte. El disgusto está en la palabra utilizada para caracterizarla, evidentemente la seducción parece tener otra categoría, pero se me hace un ejercicio también digno pero más trabajoso y que requiere de un ambiente y un contexto adecuado. Cómo usted dijo, ¿cómo saber si aquellos ojos negros que se cruzaron con los nuestros un segundo que duró una eternidad, en la parada del colectivo o en el semáforo de la esquina, no son y serán por siempre los ojos negros del amor? Averiguarlo, supone el riesgo y el coraje de enfrentarlos, perder el colectivo, parar el coche en mitad de una avenida a la 7 de la tarde y correr tras ellos para no perderlos. ¿Usted se animaría?

Idea dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Idea dijo...

Perdón, internet está complicado y se multiplican las entradas.

Eugenia dijo...

Fede, excelente, como siempre. Quiero agregar que hoy en dia la mujer tambien ejerce este "levante", por asi decirlo...muchas veces me encuentro con mujeres que encaran, que van al frente. Y con hombres timidos que no se animan a "levantar" a una mujer por miedo al rechazo.
Hay principalmente un gran problema de desencuentro: las mujeres como yo decimos que los hombres no quieren involucrarse en serio con nadie, nos cerramos porque pensamos que nadie nos quiere tomar en serio...pensamos que ese levante es un simple "chamuyo", y no les creemos ni media palabra de lo que nos dicen. El problema es cuando aparezca alguien que tenga otras intenciones: todos los que vinieron antes hacen que prejuzguemos a esos pocos que nos dicen algo lindo porque lo sienten asi, que quieren pasar tiempo con nosotras porque disfrutan de nuestra compañia, que nos ven mas alla de un par de ya saben que. Hoy en dia conozco excepciones, pero no se han dado otros elementos necesarios para poder involucrarme sentimentalmente con esas personas. Esta es una de las cuestiones que me dan vueltas en la cabeza permanentemente y que siempre hablamos con mis amigas y amigos.
En fin...es un debate complejo. Me gustaria saber como ustedes los hombres ven a las mujeres en general actualmente.
Esto da para escribir un rato largo, ojala algun dia lo podamos debatir en persona. Me tengo que ir.
Saludos.

AlexSocco dijo...

Bien Fede, esperaba alguna mención como actual Rey de la Seducción. ¿Como veo a las mujeres? Exactamente igual que a los hombres. No hago distinción de géneros, lástima que la mayoría de ellas sí lo haga (mucho más en este país y aún más en esta ciudad).

Fede dijo...

Idea:

Apenas me animo a hablarles a las que conozco y usted quiere que le hable a las que me encuentro en la parada del colectivo. Es decir: no, no me animo.


Eugenia:

Me temo que Alexis tiene razón. Yo podría decirle qué piensan dos o tres amigos y hasta por ahí nomás y mis amigos están bastante lejos de los estadístico.

Idea dijo...

Vaya, Fede, que no lo hacía yo a usted tan "tímido", sólo puedo decirle que "duele" menos de lo que aparenta, anímese...después podrá toamarse un Pinot Noir, "para brindar por los fracasos del amor" que es lo que dice el tango, que no lo digo yo.

Carolina dijo...

Fede:

Tengo (y creo que en mayor o menor medida todas las mujeres tienen) algunas anécdotas CASI tan lindas como la de Stevenson. Eso enaltece el levante, la creación de bellos momentos. En muchos casos me han levantado el amor propio a límites insospechados.

A la vez con ninguno de esos caballeros la historia prospero. No se si será casualidad o lógica.

A la vez, hay algo de lo que dice Eugenia: a raíz de la experiencia uno cree cada vez menos en las personas. Esto incluye los hombres, y más aun cuando se muestran tan halagadores, en posición “de levante”. Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía.

No se si hay algo equivalente en que los hombres desconfíen de nuestro genero. En general las mujeres son mas frontales. No? O por ahi eso me parece a mi...

Carolina dijo...

Ahora veo que puse "a la vez" "a la vez" y me duelen los ojos...

Excuse-moi, monsieur

Fede dijo...

Idea:

Los fracasos del amor merecen un buen vino... los del levante son sólo una buena excusa. Ergo: ¡abramos ese vino de una buena vez!


Carolingio:

¿No se referirá usted al piropo? Porque el proceso de levante, por breve que sea, de ser indeseado, debe generar bochorno más que placer. Sobre el piropo v pienso escribir también algún día.

Idea dijo...

Estimado, el Pinot Noir está sobre la mesa, en la despensa hay refuerzos, pues uno sabe cuando empieza pero nunca sabe dónde va a terminar. Usted verá.

Fede dijo...

Idea:

En mi caso es peor: sé muy bien donde voy a terminar, pero insisto.

Idea dijo...

Insista,que la vida da sorpresas.

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