jueves, 7 de agosto de 2008

CORTESÍA


El compositor Johannes Brahms era un hombre cordial, pero, aún así, solía sorprender a quienes lo trataban con salidas francamente groseras. Él mismo, al despedirse de una reunión social, solía sintetizar esta dualidad con la siguiente frase: “Si he omitido insultar a alguien, me disculpo”

7 comentarios:

Fede dijo...

Y si no he sabido insultarlos del modo adecuado, les aseguro que fue sin querer.

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

¡Qué lindo es sacar afuera el insulto!

Fede dijo...

¡Siempre el mismo boludo, che!

Calderondelabarca dijo...

Pagaría lo que tengo ( y no "lo que no tengo" ) por ser el mozo que atienda la mesa en la que estén cenando Brahms,Basile, D´Elía, Baby Echecopar y el Pato Donald .
Juro que no me anímaría a reclamarles la Propina.

nadie dijo...

De usted, he recibido los más variopintos insultos, no sé si los adecuados, pero sí los suficientes.

Hace mucho que no me putea, ¿ Que pasa?¿Se arrepintió? Vaaaamos.

Lukas Rybensen dijo...

Ahora que lo pienso, creí que me había inspirado en mi post a partir de un comentario de Caldera, pero quizás era que guardaba en mi inconsciente esta entrada.

Gracias por la inspiración.

Darth Tater dijo...

Oiga amigo Calderón, ¿quién es Baby Echecopar?
Por cierto, nada como Brahms para leer a Harry Potter.

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