viernes, 19 de junio de 2009

OLVIDO



Una de mis grandes obsesiones fue siempre la del olvido. Suele atribuirse a Dolina la afirmación de que todo cuanto hacemos lo hacemos para levantarnos minas. Yo creo disentir: todo lo que hacemos, incluso levantarnos minas*, lo hacemos para no pasar desapercibidos, para no ser olvidados.

Aún cuando la muerte es el peor de los males, el estar muerto es, por definición, una experiencia que no nos es dado sufrir. En cambio, el olvido es (de acuerdo a la fórmula popular) "la muerte en vida", es la experiencia de no ser para otro, de que nuestra existencia resulte irrelevante. Oponerse al olvido es oponerse al imperio de la muerte en la vida.

¿Pero cómo evitar ser olvidado? ¿Bajo qué reglas actúa el olvido? ¿Qué mecanismos lo accionan o lo posponen?

Quisiera ser optimista y afirmar que el mérito es un buen camino para demorar su acción, de modo de extraer una consigna moral de este post. Pero lo cierto es que creo que a veces, o casi siempre, la justicia no parece ser uno de los parámetros predilectos de la memoria. La infamia, la mediocridad, la crueldad y la estupidez, suelen tener mucho mayor efecto que cualquier camino virtuoso.

Sólo queda preguntarse lo siguiente: ¿Y si el olvido es, al fin de cuentas, nuestra meta común: a qué tanto apuro por llegar a alguna parte? Quizás deberíamos aprender a disfrutar del camino, despreocupándonos un poco de a dónde nos lleva...

En fin, que la escena del reloj, de la película Safety Last, es una de las más famosas en la historia del cine. Su creador, Harold Lloyd (que en su tiempo fuera tan famoso como Charles Chaplin o Buster Keaton) es hoy, prácticamente, un desconocido.

Vaya, pues este modesto homenaje a don Harold, que intentó ser recordado por ser un gran artista, en un mundo donde la insistencia y el capricho ocupan el lugar del mérito.


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*Lo primero que hace el que se levanta una mina es contárselo a un amigo. Click.


7 comentarios:

Fede dijo...

Para la escena completa:

Click Here

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

No creo que haya casualidades. Me parece que la cosa es bastante más simple: hay que saber cómo funciona la publicidad. ¿Por qué Ud. no recuerda las promociones de otras marcas que no sean "Dánica"? Porque los que crearon el viejo comercial de Dánica sabían por demás que la recordación se logra a través de la repetición, por ejemplo. Y por supuesto hay otros recursos.
¿Por qué, en el campo del surrealismo, todo el mundo hace una asociación veloz con Dalí y no con Masson, uno de sus fundadores? Aquí la herramienta puesta en escena se llama "detalle distintivo": el aspecto de Dalí es mucho más identificable.
Estos recursos - muchas veces de utilización inconsciente - y muchos otros de este tipo, funcionan casi sistemáticamente. Claro que si lo que promocionan no tiene sustento, la recordación que generan será corta.
Me atrevo a decir que si nos acordamos de Chaplin y no de LLoyd mucho tiene que ver en el asunto su famoso aspecto de bigotito y bastón: hay algunos que son más efectivos para hacer promoción de sí mismos.

En una de mis opiniones menos lúcidas, me despido demostrando afecto.

WD

vfedor dijo...

"Olvido", dice el poeta, es lo que queda del día que despedimos sin amar.

daniel rico dijo...

Pasar desapercibido implica una presencia no percibida; en cambio el olvido presupone una ausencia no mitigada por la sombra de un recuerdo.

No ser percibido es malo, sobre todo cuando quien no nos juna es la mina que mas nos gusta. Ser olvidado no me importa tanto, total, cuando yo ya no este presente, ¿que me importa si me recuerdan o no?; o como dise Dolina: ¿QUE HASEMOS EN CON EL RETRATO SI LA MINA ESTA EN `UROPA?

Ser, es ser hoy y para nosotros, nuestros amigos y nuestros enemigos. Lo demas dejemoselo a los periodistas, los biografos y otros buitres de la memoria.

Saludos... perdon, ¿como dijo que era su gracia...?

Fogel dijo...

Este tema recurrente del olvido se parece bastante a la busqueda de la inmortalidad que le quitó el sueño a tantos, y como dice Miroslav, más vale que sepan quien soy y no quien fuí. Por lo demás, La publicidad que acota Walter es tal cual, y me atrevo a afirmar que no siempre son los mejores los más recordados, o lo que es peor, que es recordar a alguien por sus errores y no por sus aciertos. Dudosa ventaja entónces esta de ser recordado, en mi caso, más me valdría que se olvidasen de mi. Leí por ahí un decir que pregonaba, "Más me gustaría escuchar que la gente preguntase por qué no hay una estátua de mi persona, engalanando aquella plaza o esta escuela, y no que peguntasen por qué la hay"

Un abrazo

Dante Bertini dijo...

Si algo no existe es el olvido, dice Borges.
Depende de lo memorioso que cada uno sea. Siempre encontraremos un alibi, una coartada, una cita famosa, para encubrir la arbitrariedad de nuestros actos.

Darth Tater dijo...

Oiga Fede, ¿ya rebuscó en su árbol genealógico su pasado alemán?
(al rato regreso con mi comment a su post)

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