sábado, 21 de junio de 2008

SORTILEGIO



¡Pucha! La idea del blog era hablar de todo, evitar caer en el error de dar vueltas siempre en torno a lo mismo; pero ahí está el Amor, ese desconsiderado, ese "cobarde con nombre de valiente*" que vuelve y vuelve... ¿Qué querrá el turro este? Primero traté de no engancharme con el asunto. Después me dije: "Bueno: escribamos** hasta ya no tener que decir y punto." Pero después caí en la cuenta de que el tema no tenía un fin, que era, por naturaleza, inagotable. No hay nada de malo en eso, pero sí lo hay en aburrir y yo ya empiezo a aburrirme de mí mismo.

De ahí la necesidad de deshacerme de este molesto querubín. ¿Me alcanzará con este viejo sortilegio de don Góngora y Argote?

Ciego que apuntas y atinas,
caduco dios, y rapaz,
vendado que me has vendido,
y niño mayor de edad,
por el alma de tu madre
-que murió, siendo inmortal,
de invidia de mi señora-
que no me persigas más.

Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Baste el tiempo mal gastado
que he seguido a mi pesar
tus inquïetas banderas,
forajido capitán.
Perdóname, Amor, aquí,
pues yo te perdono allá
cuatro escudos de paciencia,
diez de ventaja en amar.

Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados,
que seguís milicia tal,
decidme, ¿qué buena guía
podéis de un ciego sacar?
De un pájaro, ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza de un rapaz?
¿Qué galardón de un desnudo?
De un tirano ¿qué piedad?

Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
en ser labrador de Amor
a costa de mi caudal.
Como aré y sembré, cogí;
aré un alterado mar,
sembré la estéril arena,
cogí vergüenza y afán.

Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Una torre fabriqué
del viento en la raridad,
mayor que la de Nemroth,
y de confusión igual.
Gloria llamaba a la pena,
a la cárcel libertad,
miel dulce al amargo acíbar,
principio al fin, bien al mal.

Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.
_________
*Gran verso de Quevedo. No sin una sonrisa, hago convivir los versos de dos hombres, Góngora y Quevedo, que se odíaban sin pruritos.
**Insisto: sigo sin entender por qué es de uso el plural en estos casos. ¿O debería decir, "seguimos sin entender"?

4 comentarios:

Onirica dijo...

muy bueno! clap clap clap, pero a mi me gano el amor. Estuve un tiempo largo diciendole que me deje de romper las pelotas pero me gano y asi estamos, floripondia y enamorada.

Idea dijo...

¿Porqué habría de alcanzarle?

Eugenia dijo...

Pero entonces el amor es sólo un capricho para usted (comentario de su anterior post) o una necesidad?
Y el hermoso poema que transcribió le resulta inútil (comentario de anterior post) o puede identificarse y conmoverse con él?

O usted es muuuuy caprichoso, o me está dando la razón a mí y necesita, como necesitamos todos, una buena dosis de amor, y una dosis de arte para sentirse identificado con personas que "padecen" lo mismo que usted (me incluyo).

Saludos.

Fede dijo...

Onírica:

Flechas emponzoñadas... pero que dulce ponzoña, no? A veces, uno no sabe si quiere huir o dejarse atrapar.


Idea:

Algunas flechas son muy certeras. Algunos hacemos muy poco por esquivarlas.


Eugenia:

Ni lo uno ni lo otro: nada más un gran mentiroso.

Pero algo es cierto: cuando leo el poema no deja de dolerme ningún recuerdo.

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