jueves, 26 de junio de 2008

EL ARTE DE GOZAR DEL ARTE (NUEVA NOTA INTEMPESTIVA)

Cuando era adolescente (hace unos 200 años) era común escuchar decir que el único parámetro crítico aceptable era el lamentable “me gusta o no me gusta y punto”. Esta falta de espíritu crítico, esta medianía o torpeza estética al momento de asumirse como espectador, siempre me produjo un gran rechazo por lo que, desde hace tiempo, vengo pergeñando un intento de refutación. Un poco caótico, un poco asistemático, pero helo aquí:

Axioma fundamental:

El placer estético no es gratuito, requiere de un entrenamiento, de un aprendizaje…

Podrá decírseme que, entonces, tanto trabajo no vale la pena. A lo que yo respondería que es cuestión de carácter; en lo que a mí (y a muchos otros) respecta, es precisamente esa dificultad lo que lo hace valioso y, posiblemente, lo que sirva como única finalidad moral de su existencia. Si para gozar de Macbeth debemos ser mejores hombres, bienvenido sea Shakespeare y bienvenido nuestro deseo de acceder a ese goce.

Podrá decírseme que el goce que no requiere de un aprendizaje previo es más valioso o natural. A petición del señor Groucho, responderé primero a lo segundo*: la Naturaleza no existe. En cuanto a la valoración del goce, omito toda respuesta. Lo que sí me interesa decir, completando mi axioma, es lo siguiente:

El placer estético no es gratuito, requiere de un entrenamiento, de un aprendizaje: toda forma de goce lo requiere.

Podrá decírseme que el erotismo no requiere de aprendizaje alguno. Les diré yo que no saben nada y que preferiría mirar dibujitos animados antes de compartir una caricia con ustedes, si es que realmente piensan eso. Todo placer requiere de un aprendizaje: el que no entiende los chistes, ríe porque los demás ríen. Un chico no entiende los chistes verdes, que tan fáciles parecen. Para encontrar placer en un best seller hay que saber, por lo menos, leer.

(Y en cuanto a valoración del placer se refiere, también es cuestión de carácter: hay quienes encuentran más placer en resolver la adivinanza que un mayor reto les impuso.)

En fin:

No se trata de pedirle a Borges que escriba como Migré, se trata de lograr un mundo en donde más gente pueda gozar de Borges. Y si no gozamos de Borges o del abrazo de un gran amante, o de los cuartetos de Beethoven, me temo que la culpa es nuestra.

_______________
*Si hubieran visto "Sopa de ganso" como les pedí, en vez de andar haciendo el amor y esas pavadas, esta frase les hubiera causado mucha gracia. ¡Pero ustedes no aprenden nunca!

12 comentarios:

Fede dijo...

Este post va dedicado a Walter, que anda peleado con una concepción del arte que no es digna ni de suinteligencia ni de su (renegada) sensibilidad estética.

Eugenia dijo...

Estoy en un 100% de acuerdo con su opinión, Fede. Un conocido comentó hace poco que la música era cuestión de sentirla o no, de que te gustara o no.
Yo contesté que para poder disfrutar de la música se necesita comprenderla: la música es un lenguaje, y es necesario decodificar correctamente ese lenguaje para poder apreciarlo en forma plena. Si no se comprende el funcionamiento de ese lenguaje, no se puede apreciar la obra como corresponde, y por ende, no va a producir ningún tipo de placer.
Por supuesto, es responsabilidad nuestra como espectadores tratar de acercarnos a los diferentes lenguajes artísticos si queremos disfrutar del arte.
Yo estudié en un conservatorio de música en donde Schoenberg era una mala palabra: nadie comprendía el funcionamiento del lenguaje atonal y todos decían que ese tipo de música era "horrible". Cuando tuve la oportunidad de profundizar en ese tipo de lenguaje, comencé a disfrutarlo y a comprender la genialidad de este compositor.
En síntesis: no nos demos el lujo de criticar las obras de arte si no tenemos elementos válidos para hacerlo. Basta de "me gustó o no me gustó". Es como escuchar una frase en ruso (para los que desconocemos el idioma ruso) y opinar que no nos gusta "cómo suena", sin comprender el contenido de lo que se intenta transmitir. Profundicemos en el conocimiento de los lenguajes artísticos para disfrutar a pleno del arte y desarrollar un verdadero sentido crítico.

Idea dijo...

Fede, al leer su post, entendí que tenía razón, el placer estético es tal vez la consecuencia de un entrenamiento, no hay goce sin aprendizaje, y podemos encontrar infnitos ejemplos en la vida que lo confirman, desde el niño que aprende a saborerar lo que le ofrecen en primer lugar hasta el sexo que no alcanza su más pleno goce sino hasta que aprendemos a hacer el amor, pero luego Eugenia hizo un aporte, que me dejó pensando. No sé si tenemos que ser músicos para poder “criticar” la música o si tenemos que ser “plásticos” para criticar un cuadro o una escultura, o ser “escritores” para poner en duda la calidad de un texto. Tal vez el aprendizaje del que usted habla no sea otro que el de agudizar nuestra sensibilidad, ejercitar los “sentidos” todos, para luego poder a través de la intuición, que también es una forma de aproximación válida al conocimiento, gozar o no del arte en todas sus expresiones y gozar de los pequeños y grandes placeres de la vida que sólo lo serán si podemos apreciarlos.

Fede dijo...

Eh! ¡Habrá que descubrirlo!

Idea dijo...

Digo yo, entre "Babilonia" y "habrá que descubrirlo" hay alguna diferencia que yo no comprenda?
Está bien que no quiera comentar los comentarios...

Ljn.- dijo...

.



La "MUZZA" inspiradora.
sublime!
=)






-

Fede dijo...

Babilonia

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Dos cosas:

1) Me parece que con LJN hay onda. ¿Por qué no la invita a comer una MUZZA?

2) Tengo un problema con estas cosas del arte. Así como Hume decía que no podemos hablar de causalidad porque no hay una cosa tal que impacte nuestros sentidos, yo creo que el arte, la belleza, y este tipo de cosas no son nada y su supuesta percepción no es más que un deseo. Pero el deseo no crea realidad.
Aquello a que se llama arte es una convención social y la descripción de una realidad metafísica; esto es, inexistente. Creo que todo cuanto hay es el perfeccionamiento de una técnica, la maximización de una virtud mecánica de la que no conocemos todos los pasos. Y cada vez que de algo no conocemos todos los pasos que llevaron a su constitución, enseguida creamos una figura metafísica para dar cuenta de ello. Así como el mundo terminado y en funcionamiento lo creemos la materialización de un plan divino por no poder concebir que el azar haya generado cosas tan complejas, del mismo modo ante la patentización del producto de una técnica demasiado elaborada y compleja, tendemos a tratar de decir que en su aparición participaron "factores inexplicables". Así el arte, la belleza, las musas, etc, etc. Todos términos de estética del sentido común.
Nada de todo lo mencionado existe; las obras de los artesanos no llegan a conmover tanto. Quienes eso afirman saben que exageran.

Idea dijo...

Dotti, genial, suscribo el primero de sus puntos. El segundo, me obligaría a pensar demasiado y es tarde para arrepentirse.

Fede dijo...

Walter:

Por supuesto que nuestro deseo no crea realidades objetivas, pero sí subjetivas.

Es cierto que la existencia de Dios es independiente de nuestra fe, pero no así el sentimiento religioso... De hecho, las dos cosas son una misma cosa.

Del mismo modo, nuestro deseo de belleza, de agrado o placer estético, no hacen del arte algo real, pero sí hacen posible nuestra emoción ante determinados objetos creados a tal fin.

El arte es artificio... del creador y del espectador. Es un maravilloso engaño que nos produce placer: como el amor. Es una acto de fe.

Por eso es que nunca entendí el desprecio por la tradición artística que caracteriza a nuestro tiempo. Los parametros estéticos deben ser cambiados sólo cuando nuestra sensibilidad cambia: nunca, jamás, por otra razón, en especial, si esa razón es un prejuicio intlectual o político.

El arte es un juego: si aceptamos algunas de sus reglas, puede transformarse en un juego maravilloso, que haga valer (por lo menos por un momento) la pena ese otro juego, un poco sombrío a veces: la vida.

Con el abrazo de siempre, Fede.

PD: No la asuste a Ljn que si no no va a volver.

Anónimo dijo...

Mmmm, no sé si (siempre) hay que explicar los gustos. Tendré que pensarlo, pero en estos momentos no puedo hacerlo porque estoy escuchando a María Callas...

VERDE dijo...

El arte no parará las guerras, se dice. No eliminará el hambre ni acabará con el calentamiento global. Pero... ¿alguien sabe quien o que si?. Estoy rodeado de artistas en la carrera que estudio y nunca he congeniado con gente más preocupada por nuestro mundo que ellos. Si hablo más fríamente, y creanme que no es de mi agrado, puedo ver al arte como un documento histórico. Para no poner casos antiguos seré futurista. Podrán estudiar como fue nuestra época, pero creo que alos historiadores les interesará los artístas. Son testimonios de vida, a su manera, pero lo son. Como se sentían en aquella época, por qué trataban ciertos temas, por qué pintaron aquello, o por qué su película trataba de esto. Que otro ser podría revivir los sentimientos pasados para comprender el presente. Les suena. Historia. Y saben que... estoy segurísimo de que no es su única utilidad.

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