domingo, 24 de mayo de 2009

ARQUITECTURA Y VOLUNTAD


En El mundo como voluntad y representación, Arthur Schopenhauer afirmaba que el sentido estético de la arquitectura estaba fundado en la oposición, en la burla, a los efectos de la voluntad sobre los objetos. Todo tiende a caer

"La masa total de de los materiales librados a su tendecia primitiva* formaría un solo bloque compacto, apoyado sólidamente sobre el suelo, hacia el que los atrae sin cesar su peso..."

La Arquitectura:

"...sólo permite que lo consiga por medios indirectos..." 

Nuestra experiencia nos indica que toda construcción tiende a desmoronarse o, mejor dicho, se resiste a desmoronarse y que esta resistencia dependerá del peso de los materiales usados y de su rigidez. La belleza, dentro de la arquitectura, estaría dada por el modo en que una construcción dada parece burlarse de la gravedad. Como si sus materiales, dotados de una rigidez y ligereza inusitada, se resistiesen a caer o a romperse bajo su propio peso.

Por eso nos agrada que los picos de los rascacielos se pierdan entre las nubes, que las construcciones realicen dibujos caprichosos, que los puentes parezcan sostenerse sobre la nada, que los castillos de naipes alcancen los 25 pisos...

En eso pensé, esta tarde un poco triste, mientras veía esta foto tan curiosa.

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*En fin, la Voluntad

5 comentarios:

Fede dijo...

El edificio es de un canal de televisión en China. Poco importa, no?

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Creo que cuando Schopenhauer decía eso estaba pensando en cúpulas. Ahí es dónde mejor se ve esto que tan magistralmente nos dice.

Los arquitectos tendrían que tener responsabilidad civil y penal por lo que hacen. Nuestra salud mental depende de lo que vemos a nuestro alrededor.

Fede dijo...

W:

Estoy de acuerdo: las construcciones chatas dan lugar a mentes chatas, las construcciones vulgares, a hombres vulgares, la uniformidad edilicia, a medianía e incapacidad crítica.

Me acuerdo al pasar de un personaje de Juan Filloy que le pedía a su arquitecto que le diseñase una casa incómodo, de modo que su espíritu se viese forzado a actuar, a no permanecer dormido, conforme. Pero esto es sin dudas, un símbolo.

Creo que la incomodidad, el continuo inconformismo, debe ser de orden intelectual, pero que debemos buscar para nuestros sentidos estímulos de belleza y de goce.

En fin, creo que se puede ser creativo y feliz. Y creo que, al fin de cuentas, si lo primero no sirve para lo segundo ¿Para qué sirve?

Diana H. dijo...

La voluntad... de oponerse, eso que a usted tanto le gusta.
Me alegra ver que haya regresado con sus reflexiones, que siempre me dejan ideas dando vueltas.
Saludos.

Fede dijo...

Luz:

Se agradece. Entenderá que no todo puede ser reflexión. En mí tengo, que ni siquiera todo deba serlo. Al menos, yo no lo deseo. Tengo un poco abandonado su blog: le prometo pasar en breve.
Saludos.

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