sábado, 28 de febrero de 2009

SICOLOGÍA


En el nombre del profeta: higos!

(Pregón de los vendedores de higos)*


La “p” de los psicólogos o etimología freudiana.

Muchos habrán escuchado las quejas de los psicólogos toda vez que se los llama sicólogos. “La sicología,” dirán, invariablemente, y quitándose la pipa de la boca, “sería, al fin de cuentas, el estudio de los higos” Y tinen razón. Pero, curiosamente, las palabras Psykjée (alma) y sykón** (higo), de donde provienen estos dos prefijos, no son muy parecidas en griego, por lo que no le podemos echar la culpa de esto al pobre Homero.


Los sicofantas o la alcahuetería frutal.

El higo (sykón*) era una fruta de gran importancia para los griegos en la antigüedad, debido a que crecía casi exclusivamente en territorio helénico. Era, por decirlo en términos modernos, una suerte de “fruta nacional” y su exportación estaba prohibida y era considerada poco menos que un acto de traición. Sin embargo, y a pesar de los severos castigos, el tráfico de higos era muy común en la época. A tal punto, que catervas de individuos, a los que se daba el nombre de sykofántees, ganaban grandes sumas de dinero delatando a los traficantes de higos. La palabra sicofanta, sigue siendo aceptada por la RAE, como un cultismo por delator, si bien los criollos seguimos prefiriendo el terrible término de “alcahuete”.


¡Una higa!

Durante el siglo de oro español, era muy común el uso de un ademán grosero llamado “figa” o “higa”, que consistía en dejar asomar la punta del dedo pulgar por entre el índice y el anular del puño cerrado. Esta fue la época de mayor influencia cultural española en todo Europa, por lo que podemos encontrar, incluso, en la obra Shakespeare y sus contemporáneos, el uso vulgar de “A fig!” (¡Una higa!), que se supone, iba acompañado, también, por el signo en cuestión. En España, llevar la representación de higa es común, incluso hoy, ya que a la manera de nuestros cuernitos, es considerado de buena suerte. ¿A qué se debía esta curiosa costumbre? ¿Sería a a la similitud entre el higo y el escroto? Me declaro incompetente.


Higos y Teología

Desde siglos, se ha acostumbrado a identificar la fruta prohibida con la manzana, pero, de hecho, en el Génesis nunca se dice de qué fruta se habla. Existe, sin embargo, entre algunos suspicaces con fama de eruditos, la pretención o suposición de que esta fruta no sería otra sino el higo. Según las escrituras, al probar la fruta del árbol del conocimiento, Adán y Eva tomaron conciencia de su desnudez y avergonzándose "cosieron unas hojas de higuera" para vestirse.

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*"Como escribir un artículo al estilo Blackwood" Edgar Allan Poe

**Sicología, sicosis, etc.

2 comentarios:

Fede dijo...

¿Sabían que el higo, técnicamente, no es una fruta, sino una infrutesencia?

¡Chupate esa mandarina!

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Me acordé de esta huevada:

Un chiquito va caminando por la calle bastante apenado porque no ha podido vender casi ninguno de los productos que comercializa de forma ambulante. Va gritando por la calle "¡¡¡Dulce de membrillo y higos!!!, ¡¡¡dulce de membrillo y higos!!!". Pero nadie se siente interesado por su oferta y se le escapan las lágrimas pensando que tal vez esta noche sus hermanitos no puedan comer. Y encima el calor, el terrible calor que hace que le duelan cada vez más los piecitos que pisan el alfalto caliente descalzos. "¡¡¡Dulce de membrillo y higos!!!, ¡¡¡dulce de membrillo y higos!!!" Pero nada. Nadie le quiere comprar.

En eso escucha una voz lejana que apenas puede percibir. "Acaaaaá..."
No logra establecer de dónde llega el sonido. "Neneeee..." Otra vez la voz que lo convoca. Mira hacia todos lados y descubre una viejecita en la ventana del piso 167 de un departamento que lo llama con la mano. "Subiiií neneeeee", "Subíí. No hay ascensor."

El nenito carga los 40 kilos de fruta que lleva a cuestas sobre sus espaldas y con gran ilusión comienza a subir las escaleras con gran esfuerzo motivado por la felicidad de sus hermanos que quizás hoy puedan comer algo después de tres días de innanición.

Llega al departamento exhausto, transpirando hasta la deshidratación. Golpea la puerta y le abre una viejecita típica de pelo blanco y altivo rodete.

"Hola nene. Mirá, quiero aclararte que yo fui docente durante 50 años y te he hecho subir para que sepas que no se dice "¡Dulce de membrillo y higos!", como vos andás pregonando, sino "¡Dulce de membrillo E higos!" ¿comprendés? "E higos".
El nene la mira con cara de nada y la vieja le vuelve a preguntar: ¿te quedó claro?

-Claro como la p... de un albino, vieja soreta, conchuda E HIJADEMILPUTAS!!!!

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