No hay caso; nunca aprendo. Siempre fui un pésimo alumno.
Fui vencido y no aprendí a rendirme. Fui traicionado y no sé negar mi mano. Fui despreciado y no sé qué cosa es el rencor; vejado, y no conozco la venganza. El ruido insobornable del imbécil siempre acalló mi verdad y no aprendí a cambiar mis argumentos por un grito.
En un mundo de personas muy, pero muy, serias, pierdo el tiempo persiguiendo un sueño… ¡Ah! Por cierto; para colmo de males, también creo en la justicia.
Mi destino es la ignorancia; lo admito y lo celebro.
1 comentario:
Usted es de otro mundo.
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